10 de abril – Mañana puede ser tarde – Devoción Matutina 2025 para Damas | Amanecer con Jesús

«Si tienes poder para hacer el bien, no te rehúses a hacérselo a quien lo necesite; no digas a tu…

 10 de abril – Mañana puede ser tarde – Devoción Matutina 2025 para Damas | Amanecer con Jesús

«Si tienes poder para hacer el bien, no te rehúses a hacérselo a quien lo necesite; no digas a tu prójimo: Vete, vuelve de nuevo, mañana te daré» (Proverbios 3: 27-28).

Apenas se enteró de lo sucedido, Abi corrió a la cocina, presurosa llamó a las muchachas que le ayudaban en su casa y amasaron bastante harina como para hacer doscientos panes. Mientras estos se cocían, llenó cinco botes de vino; otros de sus ayudantes ya tenían cociendo cinco borregos. Otros más corrieron a buscar cien racimos de uvas pasas y otros alimentos. Cuando todo estuvo listo, lo puso en asnos y fue a llevar la ayuda que an- teriormente había sido solicitada a su marido y que este vilmente rechazó.

«Por favor, da lo que tengas a mano a tus siervos y a tu hijo David», fue el mensaje entregado a Nabal, pero siendo despiadado y egoísta se negó. Ya sabemos el disgusto que causó en David y lo que iba a hacer a la casa de este hombre. Entonces aparece Abigail, una mujer que sobresale por sus virtudes y cuyo nombre significa «la alegría del Padre». Nabal negó la ayuda que estaba en sus manos dar y su destino fue la muerte. Por su parte, nuestra heroína dio lo mejor que tenía y su destino fue vivir en un palacio como esposa del rey.

«Por cuanto brindaste tu ayuda a uno de mis hermanos más pequeños, fue como si lo hicieras a mí mismo», dirá Jesús en aquel día, y todos aquellos que lo hayan hecho gozosos, entrarán con el Rey al palacio celestial. Por otro lado, los que actuaron como Nabal, tendrán como fin la muerte eterna.

Pasaban de las 12 de la noche y no habíamos podido acudir a un llamado para orar por un enfermo. Al desocuparnos, mi esposo me dijo: «¿Vamos ahorita o mañana?». Tomando en cuenta que debíamos recorrer una distan- cia considerable para llegar a brindar la ayuda espiritual, le respondí: «¿Y si muere el enfermo hoy?» Llegamos cerca de la una de la mañana, entramos y se alegraron de vernos. Solo cantamos y al término de la oración el hermano murió. En vez de llanto, había alegría en ese hogar porque estaban seguros que el pastor había entregado a su familiar en las manos de Dios.

Querida amiga, la buena noticia es que podemos ser Abigaíles y lograr que nuestras acciones hagan saltar de júbilo a nuestro Padre celestial. Él se goza cuando ayudamos a los que nos necesitan; mañana puede ser muy tarde.

#pdfelizporayudarhoy

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