¿Tocas algún instrumento musical? Yo hace más de treinta años que toco el piano, y hace casi veinte años que enseño a otros a tocarlo. He recibido a muchos alumnos, de diferentes países y edades. ¡Algunos ahora también son profesores! Si bien todos eran distintos, había una pregunta que se repetía muchas veces: “¿Cuándo voy a poder tocar los himnos en la iglesia?” Me era difícil decirles que no pasarían menos de dos años hasta que pudieran tocar himnos con soltura. Las caras de desilusión expresaban lo que no querían decir con palabras: “Es mucho tiempo, ¿valdrá la pena?”
No nos gusta esforzarnos, ¿verdad? Es lindo tocar el piano, el violín, el clarinete, o hacer cualquier otra cosa cuando nos sale fácil y naturalmente. Pero cuando hay que dedicar tiempo, perderse alguna diversión por practicar, cuando duele el cuerpo o, simplemente, cuando no tenemos ganas, ¡cuán fuerte es el impulso de tirar todo a la basura!
Hoy, son mis hijas las que practican sus instrumentos musicales cada día, y he visto varios de esos momentos de “tirar todo a la basura”. Sin embargo, ellas aman la música y han decidido estudiar. Entonces, en medio de la lucha del estudio, a veces les digo, para relajarnos un poco: “¿Naciste tocando el piano?” ¡Qué risa pensar en un bebé con su pianito! No, nadie nace sabiendo. Para todo hay que practicar, hay que esforzarse, hay que intentar y seguir adelante muchas veces. Hay que perseverar.