–Vas a despertar a toda mi familia, ya no toques la puerta, no puedo darte nada, ¡vete, no molestes!
¡Uy! Con esa respuesta de un amigo, cualquiera se resiente, se da por vencido y se va. Pero no olvides que él es el “amigo perseverante” y esa idea ni siquiera se le pasa por la cabeza. Tiene un objetivo, darle de comer a su visita, y no se irá sin esos tres panes, aunque tenga que molestar a un amigo.
Entonces, cierra el puño y el “¡toc, toc, toc!” resuena hasta que consigue que abras la puerta, le entregues los tres panes, y hasta algunos más para asegurarte de que no regrese. ¿Por qué? Y Jesús continuó: “Yo les digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sí se levantará por su insistencia, y le dará todo lo que necesite”.
De la misma manera sucede con Dios. Jesús también dijo: “No se cansen de pedir, y Dios les dará; sigan buscando, y encontrarán; llamen a la puerta una y otra vez, y se les abrirá” (Luc. 11:9). Si lo que deseas es valioso, tienes que insistir, y la oración será contestada. Dios está esperando para darte tres bendiciones: la bendición de recibir, de encontrar, y de que toda puerta se abra si perseveras con el ¡toc, toc, toc! Magaly