las afueras del pueblo. Emocionada, la maestra accedió recibir a Marco. No podría entrar al aula, pero podría escuchar desde la puerta.
Era todo lo que Marco necesitaba. Cada día caminaba un largo trecho, con poca ropa y sin zapatos, pero feliz de aprender. Poco a poco, el pequeño héroe comenzó a destacarse en lectura. Su esfuerzo y perseverancia le ganaron el cariño de muchas personas que le permitieron tener libros para educarse.
Pasaron los años, y Marco se graduó. Entre el público, solo había una persona para representarlo: su madre. Otros jovencitos tal vez se habrían desanimado por la falta de recursos para estudiar, pero no Marco.
Años después, decidió viajar a la capital del país. Allí presentó un trabajo sobre la lengua española que impresionó a los académicos de su época. Marco llegó a ser un famoso escritor, y se le llamó el “Cervantes americano”. Una de sus obras más famosas se llama La oración a Jesucristo.
Gracias a su esfuerzo, sencillez e intachable conducta, fue designado por el Gobierno para ocupar cargos públicos, y en 1918 fue elegido ¡presidente! Como tal, trató de hacer la educación accesible para todos en Colombia.
Hoy, la choza donde nació es un centro turístico. Alguien plasmó allí estas palabras: “Vale más llegar a ser, que haber nacido siendo”. No sé cuáles sean las oportunidades que has tenido hasta ahora, pero sí sé que puedes lograr mucho si perseveras aún en medio de dificultades, como lo hizo Marco. Cinthya