¿Has oído alguna vez decir: “Es demasiado bueno para ser cierto”? La frase está hecha para expresar que si ves en un negocio, por ejemplo, algo muy lindo, útil y sumamente barato, quizá algún problema tenga… ¡no puede ser perfecto! En general, en nuestro mundo la calidad y la belleza cuestan, ya sea tiempo o dinero. Si quieres tener un trabajo bien hecho, deberás dedicar tiempo. Y si quieres un buen auto, generalmente tendrás que pagar un buen precio por él.
Hace unos años, sin embargo, viví una excepción a esta frase popular. Estábamos por comenzar a hacer la escuela en casa con mis hijas, y estaba buscando programas de estudio para ellas. Vi cosas hermosas y buenas en internet, pero los programas que me gustaban costaban cientos de dólares, dinero que no podíamos pagar como familia. Finalmente me encontré revisando una página web muy buena, y parecía ser gratis. ¡No lo podía creer!
De hecho, no lo creí al principio. Estuve por un buen tiempo esperando que en cualquier instante apareciera un cartelito diciendo que algo había que pagar. Era “demasiado bueno para ser cierto”, realmente. Pero el cartelito jamás apareció. La persona que había puesto todo el material en forma ordenada para que sus hijos aprendieran había decidido que su trabajo dedicado fuera una bendición para otras familias también, como la nuestra.
Hay muchas personas que hoy también creen que la salvación y el amor de Jesús