20 de Enero – En casa de reyes – Devoción Matutina 2025 para Damas | Amanecer con Jesús

Después de una selección minuciosa, el señor Benítez tenía a tres jóvenes candidatos para un puesto de empleo en su ferretería. Para obtener el trabajo, Pablo, Juan y Diego debían hacer una prueba final que consistía en entregar un destornillador al señor Enríquez en la calle los Aromos, número 314. Al cabo de unas horas, Pablo regresó con el destornillador en la mano y con la noticia de que, en tal dirección, no había ninguna vivienda. Más tarde llegó Juan con el destornillador en la mochila y con el informe de que, en aquel domicilio, había una funeraria, pero que el señor Enríquez había vivido en la segunda planta del edificio y ya no vivía más allí. Después de unas horas llegó Diego sin el destornillador. Dijo que, efectivamente, el señor Enríquez había cambiado de domicilio, por eso lo había ido a buscar a su nueva casa y, aunque no había ordenado ningún destornillador, al explicarle su función y su precio, lo había comprado. ¿A quién crees que contrató el señor Benítez?

En la Biblia encontramos un ejemplo digno de ser estudiado: José. A pesar de saberse esclavo, José hizo todo lo que estuvo a su alcance para ser el mejor en el desempeño de su trabajo. La Biblia afirma que todo lo que tocaba, el Señor lo prosperaba. No me imagino a José haciendo un trabajo ni tan siquiera de mediana calidad, o escondiendo el polvo debajo de las alfombras de la casa de Potifar. Aun cuando estuvo encarcelado, José no fue un preso más, sino que se convirtió en el encargado de la prisión. Su diligente y eficiente trabajo lo convirtieron prácticamente en el responsable de la cárcel donde estaban los presos del rey. Y cuando fue nombrado segundo de todo Egipto, creó un extraordinario sistema de trabajo para recolectar granos, los cuales, durante el tiempo de hambre, sostuvieron con vida a las gentes de Egipto y de otros países.

José estuvo «al servicio de reyes»; y tú, ¿cómo estás desempeñando el cargo que se te ha otorgado? ¿Demuestras calidad en todas tus actividades, o entregas trabajos mediocres apegándote a la ley del mínimo esfuerzo? Ya sea en la iglesia, en el trabajo, en la escuela o en la casa, todos son lugares donde podemos demostrar que somos hijas de Dios dignas de vivir en su palacio.

Posdata: Feliz de hacer lo mejor.