20 de Octubre – Reconoce tus limitaciones – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“El Señor […] trata con bondad a los humildes” (Proverbios 3:34, DHH). ¿Es acaso humildad menospreciarse a sí mismo? ¿Es…

 20 de Octubre – Reconoce tus limitaciones – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“El Señor [...] trata con bondad a los humildes”
(Proverbios 3:34, DHH).

¿Es acaso humildad menospreciarse a sí mismo? ¿Es humildad ocultar los dones que el Señor nos ha dado? ¿Es humildad ser poco inteligentes y no poseer carácter o cualidades? ¿Son más humildes los pobres que los ricos? ¡Nada de esto tiene que ver con la humildad!

Tras revisar una gran variedad de conceptos sobre la humildad diremos que las personas humildes son seres humanos con un conocimiento real sobre sí mismos, que reconocen tanto sus defectos como sus virtudes. Son aquellos que no se sienten superiores a los demás, ni van por la vida presumiendo lo que saben o lo que son. Los humildes valoran el poder trabajar en equipo para lograr alcanzar determinadas metas u objetivos por el bien común.

El profesor de una prestigiosa universidad viajó una vez a Japón a entrevistarse con un famoso sabio que vivía retirado en una modesta casa de campo, dedicado al estudio y la escritura. El profesor estaba acostumbrado a tener la última palabra en todo y desechaba frecuentemente las opiniones de los demás. En cuanto llegó a la casa del sabio, el profesor empezó a hablar y hablar sin parar.

El sabio aprovechó una pausa en el monólogo del profesor para preguntarle si le apetecía una taza de té. Este le dijo que sí y continuó con su discurso. Mientras el profesor hablaba, el sabio se dedicó a llenar su taza. Comenzó echando el té poco a poco, primero hasta la mitad y luego hasta el borde de la taza. Pero al llegar allí no se detuvo, sino que siguió echando té y más té, con toda la

naturalidad del mundo, hasta que el líquido desbordó también el plato, y, comenzó a manchar el mantel. El profesor no se dio cuenta al principio, pues estaba demasiado entretenido escuchándose hablar a sí mismo, pero en cuanto se percató, después de un buen rato, quedó estupefacto.

–¡La taza está llena, ya no cabe más!

–Lo mismo te pasa a ti –le dijo el sabio, con tranquilidad–. ¿Cómo vas a poder escucharme o aprender algo de lo que yo puedo enseñarte, si antes no vacías la taza?

¿Por qué aprender a ser humildes? Porque el orgullo, la soberbia y la vanidad influyen negativamente en quienes nos rodean y en nosotros mismos. Por el contrario, la humildad en las personas es fuente de paz, armonía y equilibrio. Anímate a practicar la humildad. Mirta

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