21 de abril – Triunfantes en los brazos del entrenador – Devoción Matutina 2025 para Damas | Amanecer con Jesús

«Pero gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y que por medio de nosotros manifiesta…

 21 de abril – Triunfantes en los brazos del entrenador – Devoción Matutina 2025 para Damas | Amanecer con Jesús

«Pero gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento» (2 Corintios 2: 14).

Todo triunfo tiene detrás una alfombra de sacrificios, lágrimas y un sin fin de historias que contar. El triunfo conlleva acción, movimiento, caminar la segunda milla, salir de lo ordinario y de la vida cómoda, aunque no próspera que llevamos. Es decir, salir de la zona de confort con el objetivo de ser útil para otros, trabajar para Dios y la humanidad y, finalmente, darnos cuenta que los más beneficiados fuimos nosotros. El triunfo ya es nuestro porque en Cristo no hay fracasados. El triunfo está más que asegurado para quienes haciendo a un lado su egocentrismo, se dejen guiar por su gracia. Este triunfo no es para quienes llegan primero, no es para los más encumbrados ni para los perfectos, este triunfo es para ti y para mí. 

Pero una cosa debe quedarnos muy clara, y es que no son nuestros esfuerzos, no son nuestras habilidades las que nos hacen triunfantes, sino solamente Cristo Jesús. Todo aquello que tenga éxito pero no sea dado el reconocimiento a quien lo merece, solo puede ser llamado éxito temporal. 

Cuando nuestras vidas sean triunfantes en Cristo, serán como frascos del más exquisito aroma que, al ser destapado, inunda e inspira con su fragancia a todo el que está cerca. 

Seguramente no imaginas a una persona con esclerosis múltiple (enfermedad degenerativa del sistema nervioso) corriendo en una pista y compitiendo por un primer puesto; sin embargo, existe y su nombre es Kayla Montgomery. Durante cada carrera a medida que su cuerpo entra en calor, deja de tener sensibilidad hasta su cintura, con todo eso, ella sigue corriendo. Pero hay alguien en quien confía y por ello corre segura. Sabe que la espera al final de cada carrera y debido a que no puede controlar su llegada y detenerse, cae en los brazos de su entrenador. Kayla confía en él, quien a pesar de su enfermedad confía en ella, le ayuda en los entrenamientos y la anima a triunfar y ser mejor. 

La buena noticia es que a pesar de la enfermedad degenerativa que el pecado ocasionó a la humanidad, si seguimos corriendo, pronto llegaremos a la meta y podremos dejarnos caer en los brazos de nuestro Entrenador celestial. ¡Qué maravilloso triunfo será llegar a la patria celestial! 

#pdfelizenlosbrazosdelentrenador

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