No sé cuántos libros tendrás en tu casa, pero en mi casa hay muchísimos. A mi esposo, a mi hija y a mí nos encanta leer. Cuando salimos de paseo juntos, casi siempre terminamos en una librería, y nos enamoramos tanto de un libro que no podemos salir sin comprarlo. Cuando nos toca mudarnos, lo primero que embalamos son los libros, y aunque hemos tenido que dejar muchos de ellos a lo largo de nuestra vida, todos nos han aportado una mirada diferente de la vida, y nos han ayudado a ser mejores personas.
Aunque amamos leer, no podemos asegurar que recordar todo lo leído nos hace sabios. Porque ¿cuál es la diferencia entre conocimiento y sabiduría? Algunas personas se preocupan por saber, pero no usan lo que saben. El conocimiento es acumular información, pero la sabiduría es saber usar el conocimiento en la vida diaria: en la escuela, al hacer tus tareas, en la iglesia, al realizar los deberes en casa, al practicar los instrumentos musicales, etc.
Aunque los talentos naturales ayudan, se necesita mucho esfuerzo para aplicar lo que aprendimos y hacerlo bien, ¡superbién! A esto se le llama excelencia, y la Palabra de Dios, el libro más importante de todos los tiempos, es el que da sabiduría pura. Pero ¡hay que poner sus enseñanzas en práctica!