moldea y esculpe nuestro carácter para hacernos semejantes a él, pues desea que seamos perfectos, íntegros, como nuestro Padre que está en los cielos lo es (Mat. 5:48). Ser íntegros significa seguir los consejos divinos expresados en las Sagradas Escrituras. Debemos mantenernos intactos, sin que ningún mal ensucie nuestros pensamientos o acciones. Para eso debemos ser sumisos a la voluntad de Dios, e imitar la vida de Jesús.
Ser íntegros implicará muchas veces no quedarnos callados. Si escuchamos al Espíritu Santo, podremos dar razón de nuestra fe, confiadamente. Pablo escribe: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Rom. 12:11). Debemos dejar que Dios nos use como él quiere y que nuestra vida transparente predique con nuestras acciones.
Integridad es hacer lo correcto; significa también que usaremos todos nuestros talentos para servir al Señor. La integridad es la clave para el progreso, como dice la Biblia en Mateo 5:8: “Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios”. Ningún mal los habrá alcanzado. Jesús dio el máximo ejemplo, como ofrenda perfecta, intacta, pura. Nada de lo que debió hacer faltó o fue postergado. Todo el plan celestial, íntegro, fue cumplido. Dios tiene un plan para tu vida también. ¿Faltará algo o deseas ser completo? Mirta