29 de Octubre – Imitando a Jesús – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser —declara el Señor. Pero a este…

 29 de Octubre – Imitando a Jesús – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser —declara el Señor. Pero a este miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra”
(Isaías 66:2).

Todos sabemos que deberíamos ser humildes, pero la verdad es que no es algo tan fácil. Hoy quisiera que aprendas que la humildad es una elección; tú puedes y debes elegir ser humilde en cada momento. Analizaremos cuál es la humildad que a Dios le agrada y algunas formas prácticas de vivirla de manera práctica.

Cuando converses con Jesús no le hables con arrogancia o insolencia. Muchos oran pensado que Dios es como un “Papá Noel” que debe darles todo lo que le piden o responder sus oraciones como ellos quieren. Ora respetuosamente, sabiendo que él es el Rey de reyes, el Creador del universo.

Confiesa a Dios tus pecados en cuanto te des cuenta. Sé capaz de reconocer tus errores.

Perdona rápidamente. No es bueno guardar rencor.

Cuando te tratan injustamente, sé callado, paciente y no te vengues. Haz lo que hizo Jesús cuando los malvados lo acusaron y maltrataron. Él permaneció en silencio.

Busca maneras de servir a otros en lugar de ser servido.
Acepta con calma la corrección de tus padres o profesores.
Busca ser amigo de un niño que se vea solitario o que los demás rechazan. Levanta la basura cuando la veas en el piso, deja limpio el lugar donde estuviste,

cede el asiento a alguien que está cansado. Estas son cosas pequeñas que quizá los demás no verán, pero Dios sí las ve.

Recuerda que no es necesario que andes contando lo bueno que haces para recibir elogios.

No ofendas, insultes ni humilles a tus hermanos ni enemigos. Eso solo te autodestruye.

¡Cuántas cosas para mejorar! La lista podría seguir, pero en resumen: la humildad no es pensar menos DE ti, sino pensar menos EN ti. Enfoca tus pensamientos en Jesús y en los demás, y así no necesitarás pensar tanto en ti mismo. Cuando te encuentras con alguien, siempre piensa: “¿De qué manera puedo ayudarlo? ¿Habrá algo que pueda hacer por esta persona hoy?” Mientras más imites a Jesús, más humilde serás. Nina

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