30 de Septiembre – Tu corona – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Sé fiel […], y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10). Recuerdo la alegría de los niños…

 30 de Septiembre – Tu corona – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Sé fiel [...], y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).

Recuerdo la alegría de los niños al decorar sus coronitas al término de varias semanas de oración. Una más bonita que la otra, con hermosas “piedras preciosas” que salieron de brillantes papeles metalizados. Tal vez tú mismo hayas decorado una corona en alguna oportunidad.

Es interesante ver también cuando algún rey o reina recibe su corona. Algunas son grandes y pesadas, y a veces hasta se les caen de la cabeza. ¿Has visto alguna vez una corona de verdad? Algunas son antiquísimas y muy deslumbrantes. Muchas están exhibidas en los museos de Europa. A veces sabemos quién las portó con dignidad, pero poco y nada sabemos de quienes las hicieron.

Las más famosas que se conocen son, por ejemplo, la corona de zafiros sueca, que Napoleón le regaló a su nuera en el día de su boda. Máxima de Holanda lleva una corona de rubíes. En España la reina lleva una tiara de perlas y diamantes. Una de las coronas inglesas contiene 2.868 joyas que incluyen 17 zafiros, 11 esmeraldas y centenares de perlas. ¡No podemos ni imaginarnos cómo será llevar ese peso en la cabeza! Dijo Isabel II, cuando tenía noventa años: “No puedes bajar la vista para leer el discurso, la tienes que levantar. Porque si no lo hicieras el cuello se te rompería y caería”.

Estas coronas que mencionamos todavía son usadas por la realeza. Pero hay algunas que están en museos que son más grandes y ostentosas todavía. Algunas

de las coronas más pesadas llegan a los 2.230 kilogramos. Pero la más pesada se la regaló Napoleón al papa Pío VII: ¡pesa más de 8 kilogramos!

Sin duda estas coronas muestran el poderío de reyes y reinas, y la riqueza de sus monarquías. Pero pronto veremos un reino donde el Rey de universo abrirá las puertas de una ciudad de oro. Él mismo nos dará la bienvenida, colocando en nuestra cabeza una corona con tantas gemas como personas hayamos llevado a sus pies.

¿Puedes imaginar ese día? Recibiremos no solo una tiara, no solo una casa de oro, sino también la bienvenida amorosa de Jesús, que construyó todo eso para nosotros pues nos espera ansioso para pasar juntos la eternidad. Así que recuerda siempre el versículo de memoria de hoy: “Sé fiel”. Persevera. Esa corona es tuya. Jesús la hizo para ti. Mirta

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