Me gusta imaginar a los héroes de la fe de Hebreos 11 como los protagonistas de una larga galería de arte donde se exhiben las pinturas de personajes célebres. Y mientras caminamos por sus corredores recordamos sus acciones, que hasta hoy nos inspiran.
Pero días atrás un pastor los comparó con los eslabones fuertes de una cadena. Y vinieron a mi mente algunos tipos de cadenas que conozco. Pensé en la cadena de una bicicleta, en cadenas alimenticias. También hay cadenas de oración, cadenas televisivas. Hay cadenas para portar relojes o alhajas. Cadenas para nieve, para que los transportes no se hundan después de una gran nevada.
Pero volvamos a la comparación de cada héroe de la fe como eslabones de una cadena fuerte y segura. ¿Qué sucedería si todos los eslabones fueran fuertes menos uno? La cadena sería tan fuerte como su eslabón más débil. ¿Te sentirías seguro siendo rescatado a gran altura por una cadena así? No, ¿verdad?
Nosotros somos como eslabones. ¿Te gustaría ser un eslabón muy, muy fuerte? Entonces, conságrate a Dios todas las mañanas. Lee tu Biblia, ora y cuéntale del amor de Dios a alguien. Sé fiel en cada cosa que hagas por amor a Jesús. Verás y escucharás muchas cosas. Pero a la luz de la Biblia, retén solo lo bueno, aquellas cosas que agradan a Dios. Ten identidad, vive como un hijo de Dios, de acuerdo con su voluntad, haciendo lo que es agradable, de buen nombre y perfecto.