23 de Junio – ¿Conviene o no? – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Todo me es lícito, pero no todo conviene: todo me es lícito, pero no todo edifica” (1 Corintios 10:23, RVR…

 23 de Junio – ¿Conviene o no? – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Todo me es lícito, pero no todo conviene: todo me es lícito, pero no todo edifica” (1 Corintios 10:23, RVR 95).

Hay situaciones en las que es fácil saber cuál es la voluntad de Dios. Pero no siempre existen reglas que determinen cómo hacer cada cosa. Dios nos ha dotado de libre albedrío; por eso cuando hablamos de que “todo me es lícito”, nos referimos a que Dios nos deja elegir. Sin embargo, hay situaciones en las que es bien claro que debemos seguir ciertas directivas, especialmente cuando somos pequeños.

Hoy en cuarto grado hicimos operaciones matemáticas. Las sumas, ¡geniales! Las restas, con un poco de dificultad. Las multiplicaciones, bastante bien; pero las divisiones estaban medio olvidadas. Digo “bastante bien” para la gran mayoría. Sin embargo, Antonio, que ingresó este año a la escuela, recibió desde marzo la indicación de repasar las tablas. Esta tarea fue reforzada en abril, mayo y junio y… por varios meses. Pero no fue cumplida, y para mañana deberá estudiar las tablas de a tres a la vez… ¡la del dos, la del tres y la del cuatro! ¿No hubiese sido mejor seguir las indicaciones de a poco, paso a paso?

“No todo edifica”. Aquí viene la segunda parte del versículo. Pensamos que nuestro descuido no nos va a alcanzar. Pero sí, llega… y como en este caso, ¡junto con las evaluaciones de fin de año!

Hay algunas indicaciones que me gustaría mencionarte sobre este asunto de qué es lo que nos conviene. Primero, no te dejes llevar por algo aunque te parezca

inocente. Un simple “puedo hacerlo en otro momento” ya es descuido. Jesús era diligente. No dejaba para mañana lo que podía hacerse hoy. No te dejes llevar por los comentarios de los demás: “¿Ahora vas a estudiar? ¡No! Vamos a jugar primero”. Cuán tentador suena ¿verdad? La Biblia dice que algunos “a lo malo lo llaman bueno, y a lo bueno lo llaman malo”. El discernimiento de lo correcto y lo incorrecto también requiere meditación y autocontrol, para decidir qué hacer.

Además, examina si lo que vas a hacer levantará el nombre de Jesús en alto. Si sabes que algo que vas a hacer pisoteará el nombre de Jesús, sencillamente no lo hagas, y te aseguro que Dios se agradará de ti por tu fidelidad. Y por último, antes de tomar una decisión tienes que buscar a Dios. Es fundamental buscarlo y tener comunión con él. Así, fácilmente escucharás su voz que te guiará en el camino correcto. Di: “Esto conviene”, ¡y hazlo! Mirta

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