Domingo 2 de julio – EL GRAN PLAN CRISTOCÉNTRICO DE DIOS

EL GRAN PLAN CRISTOCÉNTRICO DE DIOS “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos…

 Domingo 2 de julio – EL GRAN PLAN CRISTOCÉNTRICO DE DIOS

EL GRAN PLAN CRISTOCÉNTRICO DE DIOS

“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos bendijo con toda bendición espiritual en los cielos” (Efe. 1:3).

Domingo: 2 de julio

ELEGIDOS Y ACEPTADOS EN CRISTO

Una nota de agradecimiento generalmente incluye una descripción del regalo recibido. Pablo incluye una larga lista de regalos en Efesios 1:3 al 14 mientras agradece a Dios por las bendiciones del evangelio.

Pablo alaba a Dios por el hecho de que “en Cristo nos bendijo con toda bendición espiritual en los cielos” (Efe. 1:3). El hecho de que las bendiciones sean espirituales (griego, pneumatikos) sugiere que ocurren mediante el Espíritu (pneuma), lo que apunta al cierre de la bendición de Pablo, que celebra la obra del Espíritu Santo en la vida de los creyentes (Efe. 1:13, 14).

Efesios 1:3 al 6 contiene un lenguaje inspirador sobre cómo nos ve Dios en Cristo. Antes de la creación del mundo, Dios nos escogió en Cristo y determinó que seamos “santos y sin culpa” en su presencia (Efe. 1:4; comparar Efe. 5:27), como hijos e hijas entrañables en virtud de la Creación y la Redención en Cristo (Efe. 1:5). Desde antes de que el Sol comenzara a brillar, su estrategia ha sido que seamos “aceptos en el Amado” (Efe. 1:6, RVR 1960). En resumen, la intención de Dios es que seamos salvos. Perdemos la salvación solo por nuestras propias decisiones pecaminosas.

¿Qué significa la frase “en los lugares celestiales” (RVR 1960) de Efesios (el único lugar donde se usa en el Nuevo Testamento)? Estudia los usos de la frase. (Ver Efe. 1:3, 20; 2:6; 3:10; 6:12, RVR 1960; comparar el uso de “en los cielos”, Efe. 3:15; 4:10; 6:9).

 

Efesios 1:3, 20

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,

20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,

 

Efesios 2:6

y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,

 

Efesios 3:10

10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,

 

Efesios 6:12

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

 

Efesios 3:15

15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,

 

Efesios 4:10

10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

 

Efesios 6:9

Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.

En Efesios, las frases “en los lugares celestiales” y “en los cielos” apuntan al Cielo como la morada de Dios (Efe. 1:3; 6:9), a la ubicación de los poderes espirituales (Efe. 1:10, 20, 21; 3:10, 15; 6:12) y al lugar de la exaltación de Cristo a la diestra del Padre (Efe. 1:20). Los creyentes tienen acceso a estos “lugares celestiales” en el presente como la esfera donde se ofrecen la bendiciones espirituales por medio de Cristo (Efe. 1:3; 2:6). Aunque “los lugares celestiales” se han convertido en un lugar de bendición para los creyentes, todavía son el lugar de conflicto de los poderes malignos que disputan el señorío de Cristo (Efe. 3:10; 6:12).

Reflexiona sobre Efesios 1:4, que dice que Dios nos eligió en Cristo “antes de la creación del mundo”. ¿Qué significa eso? ¿Cómo nos revela esto el amor de Dios por nosotros y su deseo de que seamos salvos?

Comentarios Elena G.W

Al ser creado, Adán recibió el señorío de la tierra. Pero al ceder a la tentación, cayó bajo el poder de Satanás. Y «el que es de alguno vencido, es sujeto a la servidumbre del que lo venció». 2 Pedro 2:19. Cuando el hombre cayó bajo el cautiverio de Satanás, el dominio que antes ejercía pasó a manos de su conquistador. De esa manera Satanás llegó a ser «el dios de este siglo». 2 Corintios 4:4. Él había usurpado el dominio que originalmente fue otorgado a Adán. Pero Cristo, mediante su sacrificio, al pagar la pena del pecado, no solo redimiría al hombre, sino que también recuperaría el dominio que éste había perdido. Todo lo que perdió el primer Adán será recuperado por el segundo Y el apóstol Pablo dirige nuestras miradas hacia «la redención de la posesión adquirida». Efesios 1:14… Ese propósito será cumplido, cuando sea renovada mediante el poder de Dios y libertada del pecado y el dolor; entonces se convertirá en la morada eterna de los redimidos (Historia de los patriarcas y profetas, p. 53).

Debemos aprender de Cristo. Debemos saber lo que él es para los que ha rescatado. Debemos comprender que creyendo en él tenemos el privilegio de participar de la naturaleza divina y huir así de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. Entonces quedamos limpios de todo pecado, de todo defecto de carácter. No debemos retener una sola tendencia pecaminosa… [Se cita Efesios 2: 1-6]…

Las tendencias al mal, hereditarias y cultivadas, son eliminadas del carácter a medida que participamos de la naturaleza divina, y somos convertidos en un poder viviente para el bien. Cooperamos con Dios en el triunfo sobre las tentaciones de Satanás aprendiendo siempre del divino Maestro, participando diariamente de su naturaleza. Dios actúa y el hombre actúa para que éste pueda ser uno con Cristo como Cristo es uno con Dios. Entonces nos sentamos con Cristo en los lugares celestiales. La mente reposa con paz y seguridad en Jesús (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 954).

Por su vida y su muerte, Cristo logró aun más que restaurar lo que el pecado había arruinado. Era el propósito de Satanás conseguir una eterna separación entre Dios y el hombre; pero en Cristo llegamos a estar más íntimamente unidos a Dios que si nunca hubiésemos pecado…

La exaltación de los redimidos será un testimonio eterno de la misericordia de Dios. «En los siglos venideros», él revelará «la soberana riqueza de su gracia, en su bondad para con nosotros en Jesucristo». «A fin de que… sea dado a conocer a las potestades y a las autoridades en las regiones celestiales, la multiforme sabiduría de Dios, de conformidad con el propósito eterno que se había propuesto en Cristo Jesús, Señor nuestro». Efesios 2:7; 3:10, 11 (El Deseado de todas las gentes, pp. 17, 18).

Elena G.W

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