- julio 28, 2023
Viernes 28 de julio – EXPIACIÓN HORIZONTAL: LA CRUZ Y LA IGLESIA
EXPIACIÓN HORIZONTAL: LA CRUZ Y LA IGLESIA “Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han…
EXPIACIÓN HORIZONTAL: LA CRUZ Y LA IGLESIA
“Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Cristo es nuestra paz, que de los dos pueblos hizo uno y derribó el muro divisorio” (Efe. 2:13, 14).
Viernes: 28 de julio
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
¿Qué principios bíblicos sobre las relaciones étnicas se ofrecen en Efesios 2:11 al 22? ¿En qué sentido el pasaje ofrece un enfoque distintivo y cristocéntrico sobre la temática de cómo deben relacionarse los miembros de un grupo étnico con los miembros de otro grupo? Dado el plan de Dios para el futuro de la humanidad (Efe. 1:9, 10; 2:11– 22), ¿cuán importante es para la iglesia ocuparse de sus propios problemas internos y de sus conflictos interraciales? ¿Qué problemas latentes entre los grupos étnicos, que con demasiada frecuencia quizá se oculten y se ignoren, existen en tu comunidad? ¿Cómo podría tu iglesia desempeñar un papel positivo en la ejecución de la obra unificadora que Cristo ya ha realizado en la Cruz? ¿Cómo podrías tú participar en esa obra?
Comentarios Elena G.W
El templo judío fue construido con piedras labradas que se sacaron de las montañas. Y cada piedra era preparada para su lugar en el templo, labrada a escuadra, pulida y probada antes de ser transportada a Jerusalén. Cuando todas esas piedras se encontraron sobre el terreno, la edificación se hizo sin que se oyera el ruido de un hacha o de un martillo. Esta edificación representa el templo espiritual de Dios, compuesto de materiales traídos de todas las naciones, lenguas, pueblos y clases sociales, grandes y pequeños, ricos y pobres, sabios e ignorantes. No se trata de substancias inertes, que deban ser trabajadas por medio del martillo o el cincel. Son piedras vivas, sacadas de la cantera del mundo por medio de la verdad; y el gran Arquitecto, el Señor del templo, está ahora labrándolas y puliéndolas, preparándolas para su lugar respectivo en el templo espiritual. Ese templo, una vez terminado, será perfecto en todas sus partes y causará la admiración de los ángeles y de los hombres; porque Dios es su arquitecto y constructor (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 145).
Los apóstoles edificaron la iglesia de Dios sobre el fundamento que Cristo mismo había puesto. Frecuentemente se usa en las Escrituras la figura de la construcción de un templo para ilustrar la edificación de la iglesia. Zacarías señaló a Cristo como el Pimpollo que debía edificar el templo del Señor. Habla de los gentiles como colaboradores en la obra: «Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de Jehová»; e Isaías declara: «Los hijos de los extranjeros edificarán tus muros». Zacarías 6: 12, 15; Isaías 60:10.
Escribiendo acerca de la edificación de dicho templo, Pedro dice: «Al cual allegándoos, piedra viva, reprobada cierto de los hombres, empero elegida de Dios, preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo». 1 Pedro 2:4, 5 (Los hechos de los apóstoles, pp. 475, 476).
Los apóstoles trabajaron en la cantera del mundo judío y gentil, extrayendo piedras que habían de colocar sobre el fundamento. En su carta a los creyentes de Efeso, Pablo les dice: «Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; en el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor: en el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu». Efesios 2: 19-22.
Y escribió a los corintios: «Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno será manifestada; porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba». 1 Corintios 3:10-13 (Los hechos de los apóstoles, p. 476).