4 de Septiembre – El bambú japonés – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” (Romanos 8:25). Si te gustan las plantas y alguna…

 4 de Septiembre – El bambú japonés – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” (Romanos 8:25).

Si te gustan las plantas y alguna vez has plantado semillas, sabes la alegría que da ver esa plantita cuando comienza a brotar y va creciendo con los días. El bambú japonés es totalmente diferente, y nos enseña una tremenda lección de paciencia. Primero, hay que abonar la tierra, luego sembrar la semilla del bambú japonés y regarlo constantemente. Durante los primeros siete años no pasa absolutamente nada. Sin embargo, en el séptimo año esta planta de bambú crece más de 30 metros ¡en tan solo seis semanas!

Posiblemente si nosotros fuéramos los jardineros que plantamos esas semillas, al primer mes sin ver brotar la planta nos frustraríamos. Seguiría pasando lo mismo en un año, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Lo más probable es que a esta altura ya habríamos olvidado que un día plantamos algo.

¿Por qué demora tanto en crecer esta planta? Resulta que durante estos siete años el bambú japonés toma su tiempo para ir generando un complejo sistema de raíces bajo tierra que le permitirán sostener el enorme tamaño que va a tener la planta después de brotar y crecer tanto.

Hoy, las personas no se destacan por su paciencia. Quieren todo rápido, con el mínimo esfuerzo. No les agrada esperar, esto les provoca molestia y ansiedad. No obstante, es necesario que entiendas que hay muchas cosas que llevan su tiempo; y se requiere paciencia y perseverancia aun cuando los resultados no se

vean con rapidez, tal como en el caso del bambú japonés.

Habrá oportunidades en que por más que te esfuerces en lograr algo, no verás ningún tipo de progreso en lo que estás haciendo. Pero recuerda, la mayoría de las cosas necesitan pasar por un proceso; lo mismo pasa contigo. Cuando naciste, eras incapaz de hacer algo por ti mismo, necesitabas de tus padres para seguir con vida. Pero, poco a poco, comenzaste a mover tu cuerpo, a sentarte solo, luego a gatear y caminar. ¡Y mírate ahora! Has crecido mucho, haces muchas cosas por ti mismo sin ayuda de adultos. Esto no ha sido instantáneo, has pasado por un proceso de crecimiento y madurez, y aún seguirás creciendo en muchos aspectos.

Así como el bambú japonés, debes formar raíces espirituales fuertes, para que al momento de ser un adolescente tengas tus bases fortalecidas por una relación cercana con Jesús, tu Señor. Nina

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