8 de Septiembre – Los mil ¿fracasos? de Thomas Edison – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de…

 8 de Septiembre – Los mil ¿fracasos? de Thomas Edison – Un Rayito De Luz Para Cada Día

“Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo” (Filipenses 3:14, TLA).

¿Te suena el nombre del personaje de hoy? Thomas Edison. Si no lo conoces, te invito a encender y apagar varias veces la luz en donde te encuentres. ¿Eso te da una pista? ¡Él fue quien inventó la primera lámpara eléctrica que duraba más tiempo encendida!

Edison no fue el primero ni el único en inventar la lámpara eléctrica. Las lámparas incandescentes ya existían varios años antes. El problema era que su duración era muy corta, porque el calor que emitía la luz en contacto con el oxígeno terminaba fundiendo los filamentos y quemándolos. Hubo otro inventor, un inglés llamado Walter de la Rue, que perfeccionó la idea en un laboratorio, y creó una lámpara con filamentos de platino y una bomba que succionaba el oxígeno creando un vacío. El problema con esa lámpara era su elevado costo, que hacía imposible fabricar lámparas de forma masiva.

Y aquí entra en acción nuestro amigo Thomas. Él tenía dos desafíos: encontrar un material económico para crear un filamento que no se fundiera por el calor de la luz, y encontrar la manera de sellar al vacío el cristal de la lámpara para evitar el contacto con el oxígeno. Así que ¡manos a la obra! Probó muchos materiales para los filamentos: vegetales, minerales, animales… ¡y hasta el pelo de la barba de su asistente! Y todos parecían fracasar.

Se dice que antes de que lograra crear la lámpara “exitosa”, tuvo alrededor de

mil intentos fallidos. ¡Mil! Se dice que una vez alguien le preguntó si no se cansó de “fracasar” tantas veces, a lo que él respondió: “No fueron mil intentos fallidos, fue un invento de mil pasos. ¿Fracaso? No sé de qué me hablas. En cada descubrimiento me enteré de un motivo por el cual una lámpara no funciona. ¡Ahora ya sé mil maneras de no hacer una lámpara!”

Su perseverancia fue premiada: para 1880, el científico había obtenido una lamparilla de 16 watts con un filamento de carbón que duraba hasta 1.500 horas. Gracias a él, tú y yo disfrutamos de noches iluminadas por lámparas.

Solo los perseverantes lograrán el premio de la vida eterna que nos regala Jesús. Si para Edison valieron la pena los mil intentos para fabricar una lámpara, ¿cuánto más valdrá perseverar hacia la meta de la vida eterna? Gabriela

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