Ha vencido el yo que es el enemigo más fuerte que el hombre debe enfrentar. La evidencia suprema de nobleza en el cristiano es el dominio propio. El que puede permanecer inconmovible en medio de una tempestad de ofensas es uno de los héroes de Dios…
El que ha aprendido a dominar su espíritu estará por encima de los desprecios, desdenes y molestias a que están expuestos diariamente, y éstos no podrán ensombrecer su espíritu.
Dios tiene el propósito de que el majestuoso poder de la razón santificada y controlada por la gracia divina, domine en la vida de los seres humanos. El que domina su espíritu está en plena posesión de su poder. (ST, 25-05-1904)
El hombre o la mujer que conserva el equilibrio de la mente cuando se ve tentado a ceder a la pasión, se eleva más a la vista de Dios y de los santos ángeles que los más renombrados generales que hayan conducido un ejército a la batalla y la victoria.(GH, 11-1880)
Lo que los jóvenes necesitan es heroísmo cristiano. La palabra de Dios declara que el que domina su espíritu es mejor que el que toma una ciudad. Dominar el propio espíritu significa mantenerse sometido a disciplina… Es necesario que traten fervorosamente de lograr en su vida la perfección que revela la vida del Salvador, de manera que cuando Cristo venga, estén preparados para entrar por las puertas de la ciudad de Dios. El amor abundante y la presencia de Dios en el corazón nos proporcionarán la facultad del dominio propio y modelarán la mente y el carácter. La gracia de Cristo dentro de nuestra vida dirigirá los ideales, propósitos y talentos hacia conductos que nos proporcionarán poder moral y espiritual: poder éste que los jóvenes no tendrán que dejar en este mundo, sino que llevarán consigo al entrar en la vida futura, y retendrán en el transcurso de los siglos eternos. (YI, 12-11-1907) (73)