Si yo afirmara que “Dios está en la oscuridad”, quizás te chocaría, acostumbradas como estamos al concepto de que Dios es un ser de luz. De hecho, nos relacionamos con él en términos de “el Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién podré tener miedo?” (Sal. 27:1); “yo, el Señor, seré tu luz eterna; yo, tu Dios, seré tu esplendor” (Isa. 60:19).
Y si bien esto último es bíblicamente cierto, también lo primero lo es. Pero el hecho de que Dios esté en la oscuridad no es motivo para tenerle miedo, sino todo lo contrario. Tomemos un pasaje de la Biblia para tener claro este concepto.
En Éxodo 20:21 leemos: “Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios” (RVR95). Según el teólogo Ronald Allen, en este pasaje, la palabra original para “oscuridad” es ‘arãpel, que se utiliza para expresar la gloria de Dios velada.72
Como ves, Dios a veces decide presentarse en la oscuridad no porque él no sea la luz absoluta, sino por amor hacia el ser humano; para protegernos, porque sabe que no podemos ver ni comprender su majestuosidad.
Desde la oscuridad, Dios nos comunica los mensajes que no podríamos entender de otra manera porque su ser sobrepasa nuestro entendimiento, sus pensamientos y sus caminos son mucho más elevados que los nuestros (ver Isa. 55:8).
Él decide velarnos a veces su gloria a través de la oscuridad; pero lejos de significar que está ausente, que no le importamos o que la oscuridad es necesariamente mala, esto nos dice que Dios no solo está presente en nuestra oscuridad, sino que esta puede ser la manera en que vela su gloria mientras vela por nosotras.
Si estás atravesando una densa oscuridad (económica, matrimonial, laboral, relacional, emocional, de salud, o una crisis de fe), no pienses que Dios te ha abandonado. No interpretes la espesa noche que te rodea como la ausencia de Dios porque Dios es luz. Lo cierto es que él está cerca. Tal vez la oscuridad que estás atravesando sea el único camino que él tiene para proteger tu salvación y manifestarse a ti de una manera que aún no puedes comprender.
Dios no solo se manifiesta cuando la vida te sonríe, también en la soledad de las tinieblas que no puedes comprender. Y hará de tu oscura noche un brillante amanecer.
“[Dios] se envolvió en un cerco de tinieblas, oscuridad de aguas y densas nubes” (2 Samuel 22:12, RVR95).
72 Ronald B. Allen, Theological Wordbook of the Old Testament (Chicago: Moody Press, 1980), p. 698.