• mayo 31, 2024

Mayo 31 – JESÚS NOS INVITA A DESCANSAR – Mi Vida Hoy

TEMA: SALUD PERFECTA MI VIDA HOY Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré…

 Mayo 31 – JESÚS NOS INVITA A DESCANSAR – Mi Vida Hoy

TEMA: SALUD PERFECTA

MI VIDA HOY

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. (Mat. 11:28)

El poder sanador de Dios se hace sentir en toda la naturaleza. Si se corta un árbol, si un ser humano se lastima o se rompe un hueso, la naturaleza empieza inmediatamente a reparar el daño. Aun antes que exista la necesidad, están listos los agentes sanadores, y tan pronto como se lastima una parte, todas las energías se dedican a la obra de restauración. Lo mismo ocurre en el reino espiritual. Antes de que el pecado crease la necesidad, Dios había provisto el remedio. Toda alma que cede a la tentación, es herida por el adversario; pero dondequiera que haya pecado, está el Salvador. (Ed:109)

Cuando el Evangelio es recibido en su pureza y con todo su poder, constituye un remedio para las enfermedades originadas por el pecado. Sale el Sol de justicia, “y en sus alas traerá salud…”

El amor que Cristo infunde por todo nuestro ser es un poder vivificante. Toca con salud cada una de las partes vitales, el cerebro, el corazón, los nervios. Por medio de él las más altas energías de nuestro ser son despertadas a nueva actividad. El liberta al alma de la culpa y la tristeza, y de los afanes y cuidados que aplastan las fuerzas de la vida. Con él vuelven la serenidad y la calma. Da también al alma un gozo que nada en la tierra puede destruir; gozo en el Espíritu Santo; gozo que da salud y vida.

Las palabras de nuestro Salvador: “Venid a mí que yo os haré descansar,” constituyen una prescripción para la curación de las enfermedades físicas, mentales y espirituales. A pesar de que los hombres mismos, debido a su mal comportamiento, son los autores de sus desgracias, Cristo se compadece de ellos. En él pueden encontrar ayuda. El hará cosas grandes en beneficio de los que en él confíen…

Si los seres humanos abriesen las ventanas del alma del lado del Cielo, para apreciar los dones divinos, un raudal de virtud curativa la inundaría. (MC:105-106) (161)

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