Campbell Morgan, famoso predicador inglés, tenía cinco hijos que llegaron también a ser grandes predicadores. Un día, alguien les preguntó:
—De ustedes seis, ¿cuál predica mejor?
—¡Ella! —respondieron todos al unísono y señalando a la esposa y madre.
Lo interesante es que “ella”, la mamá y esposa, nunca en su vida había predicado un solo sermón en una iglesia, pero su familia la veía como la personificación de un sermón continuo sobre el amor de Dios. Para ellos, las palabras y los hechos de aquella mujer que tenían por madre y esposa eran la mejor predicación; posiblemente incluso fuente de inspiración para los sermones de ellos.108
Y tú, que eres madre, ¿cómo crees que consideran tus hijos tu testimonio en favor de la verdad? ¿Será tu predicación la más eficaz que reciben? ¿Será tu manera de ser y de expresarte la mejor impresión de la verdad que puedas dejar en sus corazones? ¿Ven ellos en ti el amor de Dios?
La maternidad es un llamado a predicar el amor de Dios cada segundo de la manera más impactante y efectiva. Sin embargo, “solo cuando ella procura seguir en su propia vida el camino de las enseñanzas de Cristo, puede la madre tener la esperanza de formar el carácter de sus niños de acuerdo con el modelo divino” (El hogar cristiano, p. 198).
“La madre es agente de Dios para hacer cristiana a su familia. Debe dar un ejemplo de religión bíblica y demostrar cómo la influencia de esta religión ha de regirnos en los deberes y placeres diarios, al enseñar a sus hijos que pueden salvarse únicamente por la gracia, mediante la fe, que es don de Dios. Esta enseñanza constante acerca de lo que Cristo es para nosotros y para ellos y acerca de su amor, su bondad y su misericordia revelados en el gran plan de salvación, dejará en el corazón impresiones santificadas y sagradas” (ibíd., p. 199).
Tú eres el agente de Dios para hacer cristiana a tu familia. ¡Qué privilegio! Y el modo de hacerlo bien es vivir en tu propia carne la religión bíblica.
Ya imagino la impresión santificada que dejarás en los corazones de tus descendientes, “generación tras generación” (ver Deut. 7:9).
“El Señor su Dios es el Dios verdadero, que cumple fielmente su alianza generación tras generación, para con los que le aman y cumplen sus mandamientos” (Deuteronomio 7:9).
108 Warren W. Wiersbe, The Wiersbe Bible Commentary, NT (Colorado Springs: David C. Cook, 2007), p. 996.