Domingo 4 de agosto – TRADICIONES HUMANAS VERSUS MANDAMIENTOS DE DIOS – DE ADENTRO HACIA AFUERA

MILAGROS ALREDEDOR DEL LAGO “Nada exterior al hombre puede entrar en él y contaminarlo. Más bien lo que sale del…

 Domingo 4 de agosto – TRADICIONES HUMANAS VERSUS MANDAMIENTOS DE DIOS – DE ADENTRO HACIA AFUERA

MILAGROS ALREDEDOR DEL LAGO

“Nada exterior al hombre puede entrar en él y contaminarlo. Más bien lo que sale del hombre es lo que lo contamina” (Mar. 7:15).

Domingo: 4 de agosto

TRADICIONES HUMANAS VERSUS MANDAMIENTOS DE DIOS

Lee Marcos 7:1 al 13. ¿Qué verdades relevantes son presentadas aquí?

Imagina que un niño estudia este relato en su clase de Escuela Sabática y, al volver a su casa, le dice a su madre que no es necesario lavarse las manos antes de comer, pues Jesús así lo dijo. Sin embargo, esta historia no se refiere a la higiene. En los días de Jesús, había muchas personas muy preocupadas por la pureza ritual. En el período intertestamentario, la idea de lavarse las manos para permanecer ritualmente puro se había extendido entre la gente común, aun cuando en un principio estas reglas se aplicaban en el Antiguo Testamento solo a los sacerdotes (Éxo. 30:17-21). De acuerdo con este concepto, los líderes religiosos se quejan a Jesús de sus discípulos. Jesús no contesta directamente la pregunta que le hacen. En lugar de ello, defiende a sus discípulos mediante una respuesta compuesta de dos partes. Primero, cita las palabras de fuerte reprensión dirigidas por Isaías a la nación que honraba a Dios de labios, pero cuyo corazón estaba lejos de él (Isa. 29:13). La cita de Isaías es seguida por la condenación de las tradiciones humanas que ocupan el lugar de los mandamientos divinos. En la segunda parte de la respuesta, Jesús menciona el mandamiento de Dios que ordena honrar a los progenitores (Éxo. 20:12); es decir, cuidar de ellos cuando son ancianos, y contrasta esto con una tradición religiosa de acuerdo con la cual uno podía dar algo a Dios (una ofrenda, corbán), y seguir usándolo para uno mismo, pero denegar su uso para sus padres ancianos necesitados. Uno puede apenas imaginar la situación: “Lo siento, padre, me encantaría ayudarte, pero ya doné el dinero al Templo”. Este es el tipo de hipocresía que Jesús ataca sin concesiones. Ellos habían colocado las tradiciones humanas por encima de la Palabra de Dios, haciendo lo cual habían pecado. ¿Cuál fue entonces la respuesta a la pregunta de los fariseos? La respuesta de Jesús implica que no encuentra convincente la insistencia de ellos en la purificación ritual de las manos como necesaria para estar en armonía con la voluntad de Dios. En lugar de ello, su respuesta claramente apoya los mandamientos de la Ley de Dios frente a las tradiciones humanas. (Ver también Mar. 1:44; 7:10, 11; 10:3-8; 12:26, 29-31).

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