Jueves 3 de octubre – LAS AFIRMACIONES DE JESÚS – SEÑALES QUE INDICAN EL CAMINO

SEÑALES QUE INDICAN EL CAMINO “También hizo Jesús muchas otras señales, en presencia de sus discípulos, que no están escritas…

 Jueves 3 de octubre – LAS AFIRMACIONES DE JESÚS – SEÑALES QUE INDICAN EL CAMINO

SEÑALES QUE INDICAN EL CAMINO

“También hizo Jesús muchas otras señales, en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. Pero estas fueron escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida por medio de él” (Juan 20:30, 31).

Jueves: 3 de octubre

LAS AFIRMACIONES DE JESÚS

El milagro del estanque de Betesda brindó a Juan una excelente oportunidad para destacar quién es Jesús. Juan dedica nueve versículos a describir el milagro; y unos cuarenta (ver más adelante), a describir a aquel que lo realizó.

Lee Juan 5:16 al 18. ¿Por qué persiguieron a Jesús tras el milagro que hizo en sábado?

Juan 5:18 puede resultar inquietante porque parece decir que Jesús estaba quebrantando el sábado. Sin embargo, una mirada más atenta a Juan 5:16 al 18 muestra que Jesús argumenta que su “trabajo” en sábado está en consonancia con su relación con su Padre. Dios no deja de sostener el universo en sábado; en consecuencia, la actividad de Jesús en sábado formaba parte de su aseveración de que él era Dios. Los líderes religiosos lo persiguieron por su supuesta violación del sábado y por su afirmación de que era igual a Dios.

Lee Juan 5:19 al 47. ¿Qué dijo Jesús para ayudar a los líderes a que lo aceptaran como quien realmente es, afirmación tan poderosamente atestiguada por el milagro que acababa de obrar?

Jesús defiende sus acciones en tres pasos. En primer lugar, explica su íntima relación con el Padre (Juan 5:19-30). Indica que él y su Padre actúan en armonía, hasta el punto de que Jesús tiene el poder tanto de juzgar como de resucitar a los muertos (Juan 5:25-30).

En segundo lugar, Jesús llama a cuatro “testigos” en rápida sucesión para que corroboren su afirmación: Juan el Bautista (Juan 5:31-35), los milagros que hace Jesús (Juan 5:36), el Padre (Juan 5:37, 38) y las Escrituras (Juan 5:39). Cada uno de estos “testigos” da testimonio en favor de Jesús.

Por último, en Juan 5:40 al 47 Jesús pone delante de sus acusadores la condena contra ellos mismos, revelando el contraste entre su ministerio y el egoísmo de ellos. La condena, dice, provendrá de Moisés (Juan 5:45-47), aquel en quien han puesto sus esperanzas.

¿Cómo podemos tener cuidado de no caer en la trampa de creer en Dios, e incluso tener doctrinas correctas, sin rendirnos plenamente a Cristo? Comparte tu respuesta el sábado con tu clase.

Comentarios Elena G.W

Jerusalén y toda Judea habían escuchado la predicación de Juan el Bautista; y tanto la diputación del Sanedrín como la muchedumbre habían oído su testimonio acerca de Jesús. En Judea, Cristo había reclutado sus primeros discípulos. Allí había transcurrido gran parte de los comienzos de su ministerio. La manifestación de su divinidad en la purificación del templo, sus milagros de sanidad y las lecciones de divina verdad que procedían de sus labios, todo proclamaba lo que después de la curación del paralítico en Betesda había declarado ante el Sanedrín: su filiación con el Eterno.

Si los dirigentes de Israel hubiesen recibido a Cristo, los habría honrado como mensajeros suyos para llevar el evangelio al mundo. A ellos fue dada primeramente la oportunidad de ser heraldos del reino y de la gracia de Dios. Pero… los celos y la desconfianza de los dirigentes judíos maduraron en abierto odio, y el corazón de la gente se apartó de Jesús.

El Sanedrín había rechazado el mensaje de Cristo y procuraba su muerte (El Deseado de todas las gentes, p. 198).

Un punto en el cual muchos han errado ha sido el no ser cuidadosos en seguir las ideas de Dios sino las propias. Cristo mismo declaró: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre”. Juan 5:19. Tan plenamente se despojó de sí mismo, que no hacía de por sí ningún proyecto o plan. Vivía aceptando los planes de Dios para él, y el Padre le revelaba sus planes día tras día. Si Jesús dependió tan plenamente que declaró: “Todo lo que veo hacer al Padre, eso hago”, ¡cuánto más deberían los agentes humanos depender de Dios en cuanto a la instrucción constante para que sus vidas pudieran ser simplemente la realización de los planes de Dios! (En los lugares celestiales, p. 149).

La verdad, tal como se halla en Cristo, puede ser experimentada, pero nunca explicada. Su altura, anchura y profundidad sobrepujan nuestro conocimiento. Podemos esforzar hasta lo sumo nuestra imaginación para ver solo turbiamente la vislumbre de un amor inexplicable, tan alto como los cielos, pero que ha descendido hasta la tierra a estampar la imagen de Dios en todo el género humano…

Nuestra vida ha de estar unida con la de Cristo; hemos de recibir constantemente de él, participando de él, el pan vivo que descendió del cielo, bebiendo de una fuente siempre fresca, que siempre ofrece sus abundantes tesoros. Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo. Él nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús. A menudo nuestros corazones arderán dentro de nosotros mientras él se acerque para ponerse en comunión con nosotros como lo hizo con Enoc. Cuando esta es en verdad la experiencia del cristiano, se ven en su vida una sencillez, una humildad, una mansedumbre y bondad de corazón que muestran a todo aquel con quien se relacione que ha estado con Jesús y aprendido de él (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 99, 100).

Elena G.W

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *