• octubre 4, 2024

Octubre 04 – POR DIOS – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA REVERENTE MI VIDA HOY Dios terrible en la grande congregación de los santos, y formidable sobre todos…

 Octubre 04 – POR DIOS – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA REVERENTE

MI VIDA HOY

Dios terrible en la grande congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor suyo. (Salmo 89:7)

Otro don precioso que debería ser cuidadosamente fomentado es el de la reverencia. La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por el sentimiento de su infinita grandeza y de su presencia. El corazón de todo niño debería ser profundamente impresionado con esta sensación del Invisible. Debería enseñarse al niño a considerar sagrados la hora y el lugar de oración y los cultos públicos, porque Dios está en ellos. Y al manifestar reverencia en la actitud y conducta, el sentimiento que lo inspire se profundizará.

Convendría tanto a los jóvenes como a los viejos estudiar, meditar y a menudo repetir aquellas palabras de la Santa Escritura que muestran cómo debería considerarse el lugar señalado por la presencia especial de Dios.

“Quita el calzado de tus pies—ordenó Diosa Moisés junto a la zarza ardiente porque el lugar en que estás, tierra santa es”.

Jacob, después de contemplar la visión de los ángeles, exclamó: “Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía”. (Ed:237-238)

La humildad y reverencia caracterizarán la conducta de todos los que llegan a la presencia de Dios. En el nombre de Jesús podemos acercarnos a él con confianza, pero no debemos hacerlo con la temeridad de la presunción, como si estuviéramos a su mismo nivel. Hay quienes se dirigen al grande y poderoso y santo Dios, que mora en la luz inaccesible, como si se tratara de su igual, o quizá un inferior. No faltan quienes se conducen en su casa como no lo harían en la sala de audiencias de un gobernante terrenal. Estos deben recordar que están en la presencia de Aquel a quien adoran los serafines, y ante quien los ángeles velan el rostro. Dios debe ser reverenciado en gran manera; todos los que verdaderamente se percaten de su presencia se prosternarán humildemente ante él. (PP:226) (291)

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