¿Por qué confiar en Jesús? Por supuesto, tú tendrás tus propias razones; para mí, una de las más convincentes es comprobar en su vida cómo fue cumpliendo, en cada detalle, lo que de él decían las Escrituras. A pesar de que tenía plena libertad, no se apartó ni un ápice de la voluntad divina para él expresa en el sagrado libro, y eso me hace confiar en Jesús completamente.
Cuando la gente comenzó a odiarlo, lejos de pedir a sus discípulos que devolvieran el mismo odio, sencillamente les dijo: «Tienen que cumplirse las palabras […]: “Me odiaron sin motivo”» (Juan 15:24-25).
En vez de huir del lugar donde sería crucificado, «llamó aparte a los doce discípulos, y les dijo: “Ahora vamos a Jerusalén, donde se cumplirá todo lo que los profetas escribieron acerca del Hijo del hombre”» (Luc. 18:31).
A pesar de saber que le esperaban el maltrato y la muerte, «encontró un burro y montó en él, como se dice en la Escritura» (Juan 12:14-15), e hizo su entrada triunfal.
Durante su juicio, «fue maltratado, pero se sometió humildemente, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado», tal como decía de él Isaías 53: 7.
Cuando Judas lo traicionó, en vez de rebelarse a esa traición, explicó que a través de ella se cumplía lo que habían dicho los profetas (ver Mat. 26: 47-56; Sal. 41: 9).
Cuando unos hombres armados llegaron para arrestarlo, él no salió huyendo, sino que afirmó: «Esto sucede para que se cumplan las Escrituras» (Marc. 14: 43-49).
Durante la crucifixión, cuando los soldados decidieron no romperle la ropa sino sorteársela entre ellos, «se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron entre sí mi ropa, y echaron a suertes mi túnica”» (Juan 19: 24). Después, «le dieron a beber vinagre» (Sal. 69: 21); «le desgarraron las manos y los pies» (Sal. 22:16) y, cuando decidieron no quebrarle las piernas, «estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: “No le quebrarán ningún hueso”» (Juan 19: 31-37).
Y la lista continúa, dándome todas las pruebas que necesito de que Jesús es el Mesías que vino a someterse a la voluntad divina por nosotros. ¿No crees que hay motivos más que suficientes para confiar también en que volverá a buscarnos? Si se cumplieron ya 332 profecías diferentes en la vida de Jesús, se cumplirán también todas las que están en el futuro.
«Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí» (Juan 5:39).