• diciembre 1, 2024

Diciembre 01 – ASEGURO MI LLAMAMIENTO – Mi Vida Hoy

TEMA: LA VIDA ETERNA MI VIDA HOY Por lo cual, hermanos, procurad tanto más hacer firme vuestra vocación y elección;…

 Diciembre 01 – ASEGURO MI LLAMAMIENTO – Mi Vida Hoy

TEMA: LA VIDA ETERNA

MI VIDA HOY

Por lo cual, hermanos, procurad tanto más hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. (2 Pedro 1:10)

Aquí se nos ofrece un seguro de vida que nos garantiza la vida eterna en el reino de Dios. Os ruego que estudiéis estas palabras del apóstol Pedro. Cada cláusula encierra entendimiento e inteligencia. Al asirnos del Dador de vida, que se entregó por nosotros, recibimos la vida eterna. (MS 99a, 1908)

Cada uno de nosotros decide su destino eterno, y de nosotros depende en absoluto que alcancemos la vida perdurable. ¿Viviremos las enseñanzas encerradas en la Palabra de Dios, que es el incomparable libro de texto de Cristo? Este es el libro más grandioso aunque el más sencillo y comprensible de todos cuantos se escribieron con miras a dar instrucciones respecto a la conducta conveniente en lo que a modales, lenguaje y sentimientos se refiere. Es el único libro que puede preparar a los seres humanos para la vida que se compara con la vida de Dios. Y los que estudien diariamente esta Palabra serán los únicos que merecerán el diploma que les dará derecho para educar y preparar a los niños para entrar en la escuela superior, donde serán coronados como triunfantes vencedores.

Cristo Jesús es el único que puede juzgar si los seres humanos están en condiciones de recibir la vida eterna. Los portales de la santa ciudad se abrirán ante los que hayan sido humildes, mansos y sencillos seguidores de Cristo, ante los que aprendieron sus lecciones y recibieron el seguro de vida de Jesús por haber formado caracteres según la divina semejanza. (MS 3, 1906)

Cuando los rescatados sean redimidos de la tierra, la ciudad de Dios se abrirá ante vosotros…Entonces recibiréis el arpa y salterio vuestra voz para elevar himnos de alabanzas a Dios y al Cordero, cuyo sacrificio os hizo participantes de su naturaleza y os brindó un patrimonio inmortal en el reino de Dios. (MS 99a, 1908) (351)

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