Noviembre 29 – Una Junias moderna – Virtuosa

«Cuán grande debe haber sido la sabiduría de esta mujer [Junias] para ser considerada digna del título de apóstol». Juan…

 Noviembre 29 – Una Junias moderna – Virtuosa

«Cuán grande debe haber sido la sabiduría de esta mujer [Junias] para ser considerada digna del título de apóstol».

En Romanos 16:7 leemos: «Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisiones. Ellos son muy estimados entre los apóstoles» (RV95). Otras traducciones se refieren a estos dos personajes de la iglesia cristiana primitiva con las palabras «se destacan» (LBLA), «se han distinguido» (DHH), «son muy apreciados» (NBV), «son muy respetados» (NTV), «son insignes» (RV77) «entre los apóstoles».
La versión La Palabra de Hispanoamérica (BLP) dice que la labor apostólica de Andrónico y Junias era bien conocida. «Bien conocida» por sus contemporáneos, pero, con el paso del tiempo, ha pasado al anonimato. No por ello su obra fue menos relevante o menos transformadora de vidas. Como ves, se puede marcar una diferencia en este mundo de una manera hermosamente discreta.
Son muchos los teólogos que consideran que Andrónico y Junias «eran un equipo formado por dos esposos, así como Priscila y Aquila, profundamente comprometidos con el evangelismo». De lo cual se desprende que Junias debe de haber sido una mujer.
Hay tres bases principales para entender que Junias fue una mujer.
1. El nombre «Junias» aparece en más de 250 inscripciones latinas como un nombre común de mujer, mientras que no hay registro latino con uso de este nombre para hombre.
2. En su comentario a Romanos, Joseph Fitzmyer cita a 16 autores cristianos, tanto griegos como latinos, del primer milenio, que entendieron que la Junias de Romanos 16:7 era una mujer. Entre ellos, Orígenes, Crisóstomo y Jerónimo.
3. Treinta y ocho Nuevos Testamentos en griego, comenzando con el de Erasmo (1516), utilizan para referirse a Junias la palabra «lo unían», que es de género femenino.
Hoy, se extiende ante ti una invitación muy bonita: llegar a ser, junto con tu cónyuge, una pareja comprometida con el evangelio, dispuesta por él a sufrir «prisiones» (entre otros posibles sufrimientos). Una pareja que, de manera discreta y con sabiduría, marque la diferencia en su entorno, que se distinga por su labor a favor de Cristo, aunque no quede narrada en los libros de historia. Una pareja cuyos nombres sí queden registrados en el libro de la vida. En definitiva, una invitación a ser una Junias moderna.

«Andrónico y Junias. […] Ellos son muy estimados entre los apóstoles» (Rom. 16:7, RV95).

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