Domingo 5 de enero – EL AMOR ETERNO DE DIOS – AMOR PACTUAL

AMOR PACTUAL “Respondió Jesús y le dijo: ‘El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y…

 Domingo 5 de enero – EL AMOR ETERNO DE DIOS – AMOR PACTUAL

AMOR PACTUAL

“Respondió Jesús y le dijo: ‘El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él’” (Juan 14: 23).

Domingo: 5 de enero

EL AMOR ETERNO DE DIOS

Las Escrituras son claras: Dios ama a todos. El versículo más famoso de las Escrituras, Juan 3: 16, proclama esta verdad: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”.

Lee Salmos 33: 5 y 145: 9. ¿Qué enseñan estos versículos acerca de la extensión o alcance del amor, la compasión y la misericordia de Dios?

 

Salmos 33: 5

Él ama justicia y juicio; De la misericordia de Jehová está llena la tierra.

 

Salmos 145: 9

Bueno es Jehová para con todos, Y sus misericordias sobre todas sus obras.

Algunas personas pueden pensar que no son dignas de ser amadas o que Dios puede amar a todos los demás menos a ellas. Sin embargo, la Biblia proclama sistemáticamente que Dios ama a todas las personas. No hay nadie a quien él no ame. Y, puesto que Dios ama a todos, también quiere que todos se salven.

Lee 2 Pedro 3: 9; 1 Timoteo 2: 4; y Ezequiel 33: 11. ¿Qué enseñan estos textos acerca del amor de Dios y de su deseo de salvar a todos?

 

2 Pedro 3: 9

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

 

1 Timoteo 2: 4

el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

 

Ezequiel 33: 11

11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

El versículo posterior a Juan 3: 16 añade: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3: 17). Si dependiera solo de Dios, todos los seres humanos aceptarían su amor y se salvarían. Sin embargo, el Señor no impone su amor a nadie. Las personas son libres de aceptarlo o rechazarlo.

Y, aunque algunos lo rechacen, Dios nunca deja de amarlos. En Jeremías 31: 3, él proclama a su pueblo: “Con amor eterno te he amado; por eso, te prolongué mi misericordia”. En otras partes, la Biblia enseña repetidamente que el amor de Dios es eterno (ver, por ejemplo, Salmo 136). El amor de Dios nunca se agota. Es eterno. Esto nos resulta difícil de entender pues a menudo nos cuesta amar a los demás, ¿verdad?

Sin embargo, si como individuos pudiéramos aprender a experimentar la realidad de ese amor; es decir, conocer por nosotros mismos el amor de Dios, ¡cuán diferente sería nuestra vida y nuestro trato hacia los demás!

Si Dios ama a todas las personas, eso significa que también ama a aquellas que consideramos despreciables (y que abundan por todas partes). ¿Qué nos enseña el amor de Dios hacia estas personas sobre cómo deberíamos relacionarnos con ellas?

Comentarios Elena G.W

El plan de salvación trazado por el Cielo es bastante amplio para abarcar todo el mundo. Dios anhela impartir el aliento de vida a la humanidad postrada. Y no permitirá que se quede chasqueado nadie que anhele sinceramente algo superior y más noble que cuanto puede ofrecer el mundo. Envía constantemente sus ángeles a aquellos que, si bien están rodeados por las circunstancias más desalentadoras, oran con fe para que algún poder superior a sí mismos se apodere de ellos y les imparta liberación y paz. De varias maneras Dios se les revelará, y los hará objeto de providencias que establecerán su confianza en Aquel que se dio a sí mismo en rescate por todos, “a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios, y guarden sus mandamientos”. Salmo 78:7…

Dios ha declarado: “Y guiaré los ciegos por camino que no sabían, haréles pisar por las sendas que no habían conocido; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé”. Isaías 42:16 (Profetas y reyes, p. 280).

Nuestro Dios tiene a su disposición el cielo y la tierra y sabe exactamente lo que necesitamos. Sólo podemos ver hasta corta distancia delante de nosotros; mas “todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Hebreos 4:13. Por sobre las perturbaciones de la tierra está él entronizado; y todas las cosas están abiertas a su visión divina; y desde su grande y serena eternidad ordena aquello que su providencia ve que es lo mejor.

Ni siquiera un pajarillo cae al suelo sin que lo note el Padre. El odio de Satanás contra Dios le induce a deleitarse en destruir hasta los animales. Y solo por el cuidado protector de Dios son preservadas las aves para alegrarnos con sus cantos de gozo. Pero él no se olvida siquiera de los pajarillos. “Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos”. Mateo 10:31 (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 285).

La palabra de Dios ha de tener un efecto santificador en nuestra relación con cada miembro de la familia humana. La levadura de la verdad no producirá espíritu de rivalidad, ambición, deseo de prima-cía. El amor verdadero nacido del cielo no es egoísta y cambiable. No depende de la alabanza humana. El corazón de aquel que recibe la gracia de Dios desborda de amor a Dios y a aquellos por los cuales Cristo murió. El yo no lucha para ser reconocido. No ama a otros por-que ellos lo aman a él y le agradan, porque aprecian sus méritos, sino porque constituyen una posesión comprada por Cristo. Si sus motivos, palabras o acciones son mal entendidas o falseadas, no se ofende, sino que prosigue invariable su camino. Es amable y considerado, humilde en la opinión que tiene de sí mismo, y sin embargo lleno de esperanza, y siempre confía en la misericordia y el amor de Dios (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 72, 73).

Elena G.W

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