• abril 15, 2024

Abril 15 – GUARDA LA SABIDURÍA – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA DE PROGRESO MI VIDA HOY Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la…

 Abril 15 – GUARDA LA SABIDURÍA – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA DE PROGRESO

MI VIDA HOY

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la sabiduría y la discreción: pues ellas serán vida a tu alma, y gracia para tu garganta. Entonces andarás con seguridad en tu camino. (Prov.3:21-23)

Debemos sentarnos a los pies de Cristo, como si fuéramos niñitos, para aprender de él a trabajar con éxito. Debemos pedirle que nos inspire buen criterio y luz para impartirlos a los demás. Se necesita conocimiento que sea fruto de la experiencia. No deberíamos permitir que pasara un día sin adquirir más conocimientos en el orden temporal y espiritual. No hemos de clavar estacas que no estemos dispuestos a cambiar de lugar, más cerca de las alturas que anhelamos ascender. La educación superior se adquirirá al educar la mente para avanzar día tras día. El fin de cada día debería encontrarnos a un día de marchas más próximas a la recompensa del vencedor. Nuestro entendimiento debe madurar diariamente. Cada día debemos hacer decisiones que reportarán una rica recompensa en esta vida y la venidera. Mirando diariamente a Jesús y no lo que hemos hecho, efectuaremos decididos progresos en la ciencia temporal y espiritual.

El fin de todas las cosas se acerca. No debemos permitir que lo que hemos hecho ponga punto final a nuestra obra. El Capitán de nuestra salvación dice: “Adelante. La noche viene, cuando nadie puede obrar.” Debemos aumentar nuestra utilidad constantemente. Nuestra vida debe estar siempre sometida al poder de Cristo. Debemos mantener nuestras lámparas encendidas continuamente…

En todas las épocas Dios ha dado revelaciones divinas a los seres humanos, con el fin de cumplir su propósito de explicarnos gradualmente las doctrinas de la gracia. Su método de impartir la verdad se ilustra con las siguientes palabras: “Como el alba está aparejada su salida.” El que se sitúa donde Dios puede iluminarlo avanza, por así decirlo, desde la oscuridad parcial de la aurora, hacia el pleno fulgor del mediodía. (RH, 28-01-1904) (113)

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