Abril 29 – Colocar un fundamento firme

Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que…

 Abril 29 – Colocar un fundamento firme

Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. Efesios 4:14.

Mientras hay muchas voces que desean hacerse oír, Dios nos habla por intermedio de su Palabra. Por eso Jesús nos advirtió que estuviéramos alertas contra los que dirán: “Aquí, o allí está Cristo”. Si no estamos en condiciones de probar cada tema con la Palabra de Dios, ¿cómo podremos saber que eso no es verdad? Jesús ya anticipó que nos cuidáramos de los falsos profetas que vendrían en su nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”. RP 130.2

El que adopta la posición de que no es tan importante entender por uno mismo las Escrituras, se expone al peligro de ser arrastrado por ese error. Jesús ya nos anticipó que en el día del juicio retributivo habrá muchos que dirán: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Mateo 7:22, 23. RP 130.3

Está llegando el tiempo cuando presenciaremos milagros hechos por Satanás para suplantar a Jesús, y si no estamos debidamente fundamentados en las Escrituras, seremos descaminados de la fe. Para descubrir sus tesoros, la única seguridad consiste en explorar por nosotros mismos la verdad. Cave hondo en la Palabra de Dios, la Biblia, como si estuviera buscando las riquezas de esta tierra y pídale al Padre que lo ilumine y que le enseñe cuál es la verdad. RP 130.4

Cuando el Espíritu Santo entre en su corazón, imprimirá la verdad en su ser de tal modo que no la abandonará fácilmente. En la investigación de las Escrituras ganará tal experiencia que cada tema lo tendrá bien fundamentado. Por eso, es importante que continúe investigando. Atesórela en su mente, porque puede ser separado y puesto en un lugar donde no tenga el privilegio de estar junto a otros hijos de Dios. Cuando busque las riquezas de la Palabra de Dios que están guardadas en su corazón, y cuando la oposición lo rodee, necesitará recordar todo lo que aprendió de ella.—The Review and Herald, 3 de abril de 1888. 

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