• diciembre 10, 2024

Diciembre 10 – SU SANGRE PURIFICA – Mi Vida Hoy

TEMA: LA VIDA ETERNA MI VIDA HOY Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus…

 Diciembre 10 – SU SANGRE PURIFICA – Mi Vida Hoy

TEMA: LA VIDA ETERNA

MI VIDA HOY

Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero. (Apoc. 7:14)

Gloriosa será la recompensa que se dará a los fieles obreros que se reúnan alrededor del trono de Dios y del Cordero. . . . Aquéllos estarán frente al trono, y serán aceptos en el Amado. Se habrán borrados todos sus pecados, se habrán eliminado todas sus transgresiones. Ya pueden contemplar la gloria plena del trono de Dios. . . . Ese día los redimidos resplandecerán con la gloria del Padre y del Hijo. Los ángeles, pulsando sus arpas de oro, darán la bienvenida al Rey y a sus trofeos que serán los que fueron lavados y emblanquecidos en la sangre del Cordero. (9T:285)

Todos serán una familia feliz y unida; todos estarán vestidos con las vestiduras de alabanza y acción de gracias: el manto de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza, con su incomparable belleza, ofrecerá a Dios un tributo constante de alabanza y adoración. El mundo estará bañado de luz celestial. Los años pasarán alegremente. La luz de la luna será como la del sol, y la de este astro será siete veces más poderosa que en la actualidad. Frente a este cuadro, las estrellas de la mañana cantarán, y los hijos de Dios clamarán de gozo, mientras Dios y Cristo se unirán para proclamar: “No habrá más pecado ni muerte. . . .”

La lucha ha terminado. Se acabaron todas las tribulaciones y combates. Los himnos de victoria resuenan en todo el cielo, mientras los redimidos rodean el trono de Dios. Todos se unen al gozoso cántico: “Digno es el Cordero que fue muerto y resucitó como triunfante vencedor”.

“Miré, y he aquí una gran compañía la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos; y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios, que está sentado sobre el trono, y al Cordero”. (RH, 26-11-1903) (360)

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