• diciembre 17, 2024

Diciembre 17 – EL ÁRBOL DE LA VIDA – Mi Vida Hoy

TEMA: LA VIDA ETERNA MI VIDA HOY En medio de la plaza de ella, y de la una y de…

 Diciembre 17 – EL ÁRBOL DE LA VIDA – Mi Vida Hoy

TEMA: LA VIDA ETERNA

MI VIDA HOY

En medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del río, estaba el árbol de vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto: y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. (Apoc. 22:2)

Del trono fluía un río de agua pura, y sobre ambas riberas de éste estaba el árbol de vida…El fruto del mismo era magnífico: parecía oro mezclado con plata. (PE:16)

El fruto del árbol de vida del huerto edénico poseía virtudes sobrenaturales. Comerlo significaba vivir para siempre. Su fruto era el antídoto de la muerte. Sus hojas eran el sostén de la vida y la inmortalidad…Después de la entrada del pecado, el divino Hortelano trasplantó el árbol de vida al Paraíso celestial. (8T:288)

Los santos redimidos, que amaron a Dios y guardaron sus mandamientos en este mundo, entrarán por las puertas de la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. Comerán cuanto quieran de él como hicieron nuestros primeros padres antes de su caída. Las hojas de este árbol amplio e inmortal serán para la sanidad de las naciones. Todas las tristezas habrán desaparecido. Ya no existirán la enfermedad, el pesar y la muerte, porque las hojas del árbol de vida habrán sanado a las naciones. Jesús verá entonces el trabajo de su alma y será saciado, cuando los redimidos, que estuvieron sometidos al dolor, la lucha y las aflicciones, que gimieron bajo la maldición, se reúnan en torno al árbol de la vida para comer su fruto inmortal, derecho que perdieron nuestros primeros padres cuando quebrantaron el mandato de Dios. Ya no habrá peligro de perder nuevamente el derecho de comer del árbol de vida, porque el que tentó a nuestros primeros padres será destruido por la muerte segunda. (YI, 10-1852)

Del árbol de vida pendía un fruto hermosísimo, que los santos arrancaban y comían sin impedimento…El lenguaje más excelso es incapaz de describir la gloria del cielo o la profundidad incomparable del amor del Salvador. (PE:289) (367)

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