Domingo 14 de julio – LA CURACIÓN DE UN PARALÍTICO – CONTROVERSIAS

CONTROVERSIAS “También les dijo: ‘El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sábado. Así, el Hijo…

 Domingo 14 de julio – LA CURACIÓN DE UN PARALÍTICO – CONTROVERSIAS

CONTROVERSIAS

“También les dijo: ‘El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sábado. Así, el Hijo del hombre es también Señor del sábado’ ” (Mar. 2:27, 28).

Domingo: 14 de julio

LA CURACIÓN DE UN PARALÍTICO

Lee Marcos 2:1 al 12. ¿Qué quería el paralítico cuando fue traído ante Jesús, y qué recibió?

 

Marcos 2:1-12

1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.

El hombre estaba paralítico; sus cuatro amigos, por lo tanto, tuvieron que llevarlo hasta Jesús. Tras perforar el techo y hacer descender al hombre hasta la presencia de Jesús, Marcos 2:5 destaca el hecho de que Jesús vio la fe de ellos. ¿Cómo puede la fe resultar visible? Al igual que el amor, llega a ser visible en virtud de las acciones que motiva, como lo ilustra claramente la persistencia de los amigos.

La necesidad obvia del hombre era física. Sin embargo, cuando llega ante la presencia de Jesús, las primeras palabras que Jesús pronuncia tienen que ver con el perdón de pecados. El hombre no pronuncia palabra alguna durante toda la escena. En lugar de ello, son los dirigentes religiosos quienes objetan (mentalmente) lo que Jesús acaba de decir. Consideran que sus palabras son blasfemas, que difaman a Dios y que significan arrogarse prerrogativas que pertenecen solo a Dios.

Jesús sale al encuentro de sus objetores en su mismo terreno usando un estilo de argumentación típicamente rabínico llamado “de lo menor a lo mayor”. Una cosa es decir que los pecados de una persona son perdonados; otra cosa es lograr que una persona paralítica vuelva a caminar. Si Jesús puede hacer que el hombre vuelva a caminar por el poder de Dios, su aseveración acerca del perdón de pecados resulta corroborada.

Lee Miqueas 6:6 al 8. ¿Cómo explica este texto lo que está sucediendo entre Jesús y los dirigentes religiosos?

 

Miqueas 6:6-8

¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Estos dirigentes religiosos habían perdido de vista lo que realmente importaba: la justicia, la misericordia y la conducta humilde ante Dios. Estaban tan obsesionados defendiendo su manera de entender a Dios que no veían la actuación de Dios ante sus propios ojos. Nada indicó que hubieran cambiado de manera de pensar acerca de Jesús, aun cuando les dio sobradas evidencias de que procedía de Dios, no solo al demostrarles que podía leer su mente, sino también sanando al paralítico en presencia de ellos, y de una manera que no podían negar.

¿Cómo podemos evitar caer en la misma trampa que estos hombres, tan obsesionados por las formas de la religión que perdieron de vista lo que era realmente importante en la religión verdadera (ver Santiago 1:27)?

Comentarios Elena G.W

Cuando el pobre paralítico sufriente fue llevado al Salvador, la urgencia del caso parecía no admitir un momento de demora, porque el cuerpo ya mostraba rastros de descomposición. Cuando aquellos que lo llevaban en su cama vieron que no podían llegar directamente a la presencia de Cristo, inmediatamente abrieron el techo y bajaron la cama donde yacía el enfermo de parálisis. Nuestro Salvador vio y comprendió perfectamente su condición. También sabía que este miserable tenía una enfermedad del alma mucho más grave que el sufrimiento corporal. Sabía que la carga mayor que había llevado por meses era una carga de pecados. La multitud esperaba en el suspenso más absoluto para ver cómo Cristo trataría este caso, aparentemente tan desesperanzado, y se asombraron al oír las palabras que cayeron de sus labios: «Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados». Mateo 9:2.

Estas eran las palabras más preciosas que podían llegar a oídos de ese enfermo sufriente, porque la carga de pecado había caído tan pesadamente sobre él que no podía encontrar el menor alivio. Cristo levantó la carga que lo oprimía tan abrumadoramente… Al ser restaurada la mente a un estado de paz y felicidad, el cuerpo sufriente puede ahora ser alcanzado (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 189).

Los rabinos habían esperado ansiosamente para ver en qué forma iba a disponer Cristo de ese caso. Recordaban cómo el hombre se había dirigido a ellos en busca de ayuda, y le habían negado toda esperanza o simpatía. No satisfechos con esto, habían declarado que sufría la maldición de Dios por causa de sus pecados. Esas cosas acudieron nuevamente a su mente cuando vieron al enfermo delante de sí. Notaron el interés con que todos miraban la escena y los abrumó el temor de perder su influencia sobre el pueblo.

Fijando en ellos una mirada bajo la cual se atemorizaron y retrocedieron, Jesús dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; o decir: Levántate, y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa»…

Los fariseos estaban mudos de asombro y abrumados por su derrota. Veían que no había oportunidad de inflamar a la multitud con sus celos. El prodigio realizado en el hombre, a quien ellos habían entregado a la ira de Dios, había impresionado de tal manera a la gente, que por el momento los rabinos quedaron olvidados. Vieron que Cristo poseía un poder que ellos habían atribuido a Dios solo; sin embargo, la amable dignidad de sus modales, estaba en marcado contraste con el porte altanero de ellos. Estaban desconcertados y avergonzados; y reconocían, aunque no lo confesaban, la presencia de un Ser superior… Salieron de la casa de Pedro… para inventar nuevas maquinaciones con el fin de hacer callar al Hijo de Dios (El Deseado de todas las gentes, pp. 234-236).

Elena G.W

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