Domingo 16 de febrero – NUESTRO DIOS SOBERANO – LIBRE ALBEDRÍO, AMOR Y PROVIDENCIA DIVINA

LIBRE ALBEDRÍO, AMOR Y PROVIDENCIA DIVINA “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo…

 Domingo 16 de febrero – NUESTRO DIOS SOBERANO – LIBRE ALBEDRÍO, AMOR Y PROVIDENCIA DIVINA

LIBRE ALBEDRÍO, AMOR Y PROVIDENCIA DIVINA

“Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33, RVC).

Domingo: 16 de febrero

NUESTRO DIOS SOBERANO

“Dios es soberano”, dijo el pastor de jóvenes a un grupo de estudiantes de escuela secundaria. “Eso significa que él controla todo lo que sucede”. Un perplejo alumno replicó: “¿Así que Dios tenía el control cuando murió mi perro?

¿Por qué iba Dios a matar a mi perro?”.

Tratando de responder a ese interrogante, el pastor respondió: “Es una pregunta difícil. Pero a veces Dios nos hace pasar por momentos difíciles a fin de que estemos preparados para cosas aún más difíciles en el futuro. Recuerdo lo duro que fue cuando murió mi perro. Pero pasar por eso me ayudó a afrontar un momento aún más difícil después, cuando murió mi abuela. ¿Tiene sentido?” .

Tras una larga pausa, el estudiante respondió: “¿Así que Dios mató a mi perro a fin de prepararme para cuando él mate a mi abuela?” (Marc Cortez, citado en John C. Peckham, Divine attributes: Knowing the covenantal God of Scripture [Atributos divinos: Cómo conocer al Dios pactual de la Escritura] [Baker Academic, 2021], p. 141).

La gente a veces asume que todo lo que ocurre sucede tal y como Dios quiere, que todo acontece en el mundo precisamente como Dios quería que ocurriera. Al fin y al cabo, Dios es todopoderoso. ¿Cómo podría ocurrir algo que Dios no deseara? Por lo tanto, pase lo que pase, por malo que sea, todo siempre es la voluntad de Dios. Eso es al menos lo que enseña esta teología.

Lee Salmo 81: 11 al 14; Isaías 30: 15 y 18; 66: 4; y Lucas 13: 34. ¿Qué dicen estos textos acerca de si siempre se cumple la voluntad de Dios?

 

Salmo 81: 11-14

11 Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. 12 Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos. 13 ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel! 14 En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios.

 

Isaías 30: 15 y 18

15 Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis,

18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.

 

Isaías 66: 4

también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.

 

Lucas 13: 34

34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!

Aunque muchas personas creen que Dios siempre obtiene lo que quiere, la Biblia muestra algo muy diferente. Las Escrituras muestran una y otra vez a un Dios cuyos deseos no son satisfechos. Es decir, lo que sucede es muchas veces contrario a lo que Dios afirma que preferiría que sucediera. Por ejemplo, él deseaba un resultado para su pueblo, pero este eligió otro. Dios mismo se lamenta: “Pero mi pueblo no oyó mi voz […] ¡Si me hubiera oído mi pueblo! ¡Si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos y habría vuelto mi mano contra sus adversarios” (Sal. 81: 11, 13, 14).

Piensa en las implicaciones de cualquier teología que atribuya todo lo que sucede a la voluntad directa de Dios. ¿Qué tipo de problemas profundos, especialmente en el contexto del mal, crearía una teología así?

Comentarios Elena G.W

A pesar de las órdenes más positivas de Dios, los hombres y las mujeres seguirán sus propias inclinaciones y luego se atreverán a orar sobre el asunto, para convencer a Dios de que consienta permitirles ir en contra de su expresa voluntad. El Señor no se agrada con tales oraciones. Satanás viene junto a esas personas, como lo hizo con Eva en el Edén… El mundo religioso está cubierto con un triste manto de oscuridad moral. La superstición y el fanatismo controlan las mentes de los hombres y las mujeres, y enceguecen su juicio de modo que no disciernan su deber hacia sus semejantes ni su deber de rendir una obediencia incuestionable a la voluntad de Dios…

Pero con Dios no se juega. El permitirá que esas personas sigan los deseos de su propio corazón. «Mi pueblo no oyó mi voz… Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos». Salmo 81:11, 12 (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 72, 783, 84).

Cuando cometa fracasos, cuando sea traicionado a pecar, no sienta que no debe orar ni que es indigno de acudir a la presencia del Señor… El espera al pródigo con los brazos abiertos para darle la bienvenida. Acuda a él, y háblele acerca de sus faltas y fracasos. Pídale que lo fortalezca para realizar nuevos esfuerzos. El nunca lo decepcionará, ni abusará de su confianza…

«En quietud y en confianza será vuestra fortaleza». Isaías 30:15. Cristo conoce la fuerza de las tentaciones que tienen que soportar y la fortaleza de su poder para resistir. Su mano está siempre extendida con ternura compasiva hacia cada hijo que sufre. Al que se siente tentado y abatido le dice: Hijo por quien he sufrido y muerto, ¿no puedes confiar en mí? «Como tus días, así será tu fortaleza». Deuteronomio 33:25 (Exaltad a Jesús, p. 293).

¡Cuán gravemente es deshonrado Cristo por aquellos que, diciéndose ser cristianos, deshonran el nombre que llevan al no conformar su vida a su profesión de fe y al omitir en su trato mutuo el amor y respeto que Dios desea ver revelados por medio de palabras amables y actos corteses!

Las potencias infernales están conmovidas por una profunda intensidad. El resultado es guerra y derramamiento de sangre. La atmósfera moral está envenenada por actos de una crueldad espantosa. El espíritu de lucha se extiende; abunda en todas partes…

 Aquel que ve debajo de la superficie, que lee los corazones de todos los hombres, habla así de quienes han tenido grandes luces:… «Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada». «Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira», «por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos» «sino que se complacieron en la injusticia». Isaías 66:3, 4; 2 Tesalonicenses 2:11, 10, 12 (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 259, 260).

Elena G.W

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