Domingo 18 de agosto – EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO – INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 2

INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 2 “Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y…

 Domingo 18 de agosto – EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO – INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 2

INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 2

“Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mar. 10:45).

Domingo: 18 de agosto

EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO

Lee Marcos 10:1 al 12; y Génesis 1:27 y 2:24. ¿Qué trampa yacía bajo la pregunta de los fariseos acerca del divorcio y qué lecciones enseñó Jesús en su respuesta?

 

Marcos 10:1-12

10 1Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía.Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer. Él, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla. Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. 10 En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo, 11 y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; 12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.

 

Génesis 1:27

27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

 

Génesis 2:24

24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

En este pasaje, los fariseos le preguntan a Jesús si es lícito que un hombre se divorcie de su esposa. El divorcio era considerado lícito entre los fariseos. La pregunta fue por qué motivos. La escuela o facción farisaica de Shammai era presumiblemente más restrictiva, ya que solo permitía el divorcio por infecundidad, abandono afectivo o infidelidad. Por su parte, la escuela de Hillel era mucho más indulgente, ya que permitía el divorcio por casi cualquier razón, aunque su proceso para concederlo era mucho más complejo, con la idea de que ello ayudara a frenar las cosas.

Por eso es extraño que hicieran la pregunta genérica de si el divorcio es aceptable. Debajo de esta cuestión estaba la intención de entrampar a Jesús poniéndolo en problemas con Herodes Antipas, el gobernante de la región que estaba al este del Jordán, donde Jesús estaba ahora. Antipas se había divorciado de su esposa y se había casado con Herodías, la esposa de su hermano. Herodes había decapitado a Juan el Bautista por su reprensión contra esta unión ilícita (ver Mat. 14:1-12). Jesús elude la pregunta de ellos interrogándolos acerca de qué enseñó Moisés al respecto. El pasaje que los fariseos citan en respuesta es Deuteronomio 24:1 al 4, que describe un caso particular de segundas nupcias tras el divorcio. Los israelitas ya practicaban el divorcio en los días de Moisés. La ley casuística descrita en Deuteronomio 24 tenía el propósito de proteger a la mujer. Pero, en los días de Jesús, esto fue tergiversado por la escuela de Hillel a fin de hacer que resultara más fácil obtener el divorcio por casi cualquier razón. De ese modo, la ley que tenía el propósito de proteger a la mujer estaba siendo usada para perjudicarla. En lugar de debatir la ley casuística de Deuteronomio 24, Jesús remite a sus interlocutores a Génesis 1 y 2, donde se encuentra el ideal original de Dios para el matrimonio. Él destaca el hecho de que, en el principio, Dios creó un hombre y una mujer (Gén. 1:27), dos individuos. Él combina entonces esta verdad con Génesis 2:24: el hombre deja a sus progenitores y se une a su esposa, y se convierten así ambos en una sola carne. Este concepto de unidad llega a ser la base de la afirmación del vínculo matrimonial por parte de Jesús. Las personas no deberían separar lo que Dios ha unido.

¿Qué podría hacer tu iglesia local para fortalecer el matrimonio en su medio? ¿Cómo ayudas a los matrimonios que ya se han roto?

Comentarios Elena G.W

Después, cuando los fariseos lo interrogaron acerca de la legalidad del divorcio, Jesús dirigió la atención de sus oyentes hacia la institución del matrimonio conforme se ordenó en la creación del mundo. «Por la dureza de vuestro corazón —dijo él— Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres: mas al principio no fue así». Mateo 19:8. Se refirió a los días bienaventurados del Edén, cuando Dios declaró que todo «era bueno en gran manera». Génesis 1 :31. Entonces tuvieron su origen dos instituciones gemelas, para la gloria de Dios y en beneficio de la humanidad: el matrimonio y el sábado. Al unir Dios en matrimonio las manos de la santa pareja diciendo: «Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (Génesis 2:24), dictó la ley del matrimonio para todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno había considerado bueno era una ley que reportaba la más elevada bendición y progreso para los hombres (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 56, 57).

Jesús vino a nuestro mundo para rectificar errores y restaurar la imagen moral de Dios en el hombre. En la mente de los maestros de Israel habían hallado cabida sentimientos erróneos acerca del matrimonio. Ellos estaban anulando la sagrada institución del matrimonio. El hombre estaba endureciendo de tal manera su corazón que por la excusa más trivial se separaba de su esposa, o si prefería, la separaba a ella de los hijos y la despedía. Esto era considerado como un gran oprobio y a menudo imponía a la repudiada sufrimientos agudísimos.

Cristo vino para corregir estos males, y cumplió su primer milagro en ocasión de un casamiento. Anunció así al mundo que cuando el matrimonio se mantiene puro y sin contaminación es una institución sagrada (El hogar cristiano, p. 3 10).

Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una «ayuda idónea para él», alguien que realmente le correspondía, una persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser una sola cosa con él en amor y simpatía. Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación…

Dios celebró la primera boda. De manera que la institución del matrimonio tiene como su autor al Creador del universo. «Honroso es en todos el matrimonio». Hebreos 13:4. Fue una de las primeras dádivas de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que, después de la caída, llevó Adán consigo al salir del paraíso. Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 26, 27).

Elena G.W

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