Domingo 6 de agosto – EL CUERPO UNIFICADO DE CRISTO

EL CUERPO UNIFICADO DE CRISTO “Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y…

 Domingo 6 de agosto – EL CUERPO UNIFICADO DE CRISTO

EL CUERPO UNIFICADO DE CRISTO

“Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para desempeñar su ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efe. 4:11, 12).

Domingo: 6 de agosto

LA UNIDAD DEL ESPÍRITU

Lee Efesios 4:1 al 16. ¿Cómo alienta Pablo a los creyentes a fomentar la unidad de la iglesia?

 

Efesios 4:1-16

1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Pablo comienza la segunda mitad de Efesios (capítulos 4–6) con un conmovedor llamado a la unidad, pero en dos partes principales. En primer lugar, en Efesios 4:1 al 6, les pide a los creyentes que fomenten “la unidad del Espíritu” exhibiendo virtudes que fomenten la unidad (Efe. 4:1–3); llamado que respalda con una lista poética de siete “unos” (Efe. 4:4–6). En segundo lugar, en Efesios 4:7 al 16, Pablo identifica al Jesús exaltado y victorioso como la Fuente de gracia en aquellos que encabezan la difusión del evangelio (Efe. 4:7–10), y describe cómo ellos, junto con todos los miembros de la iglesia, contribuyen a la salud, el crecimiento y la unidad del cuerpo de Cristo (Efe. 4:11–16).

Al comienzo del capítulo, Pablo invita a los cristianos a que “anden como es digno de la vocación a que fueron llamados” (Efe. 4:1). Utiliza el verbo andar en el sentido figurado de comportarse, o vivir (ver Efe. 2:2, 10; 4:17; 5:2, 8, 15). Cuando Pablo alude al llamado de ellos, se refiere al llamado a la fe cristiana (Efe. 1:18; 2:4–6, 13). Pablo insta a los creyentes a practicar un comportamiento unificador que refleje el plan supremo de Dios (Efe. 4:9, 10). Aquí comienza ese énfasis con un llamado a practicar las virtudes que conducen a la unidad (Efe. 4:1-3), como la humildad, la mansedumbre y la paciencia.

Veamos cada uno de estos términos.

Pablo explica el término humildad en otra parte, en Efesios 4:2, y añade la idea de “considera[r] a los demás como superiores a ustedes” (Fil. 2:3). La humildad, entonces, puede entenderse no como una virtud negativa de desprecio propio (ver Col. 2:18, 23), sino como una virtud positiva de apreciar y servir a los demás.

La mansedumbre (Efe. 4:2) puede explicarse como “la cualidad de no estar demasiado impresionado por un sentido de la propia importancia”, y también significa “cortesía, consideración, amabilidad” (Frederick Danker, ed., GreekEnglish Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, 3a ed. [Chicago: University of Chicago Press, 2000], p. 861).

Finalmente, la paciencia (comparar con tolerancia, JBS) es ser capaz de soportar la provocación o las pruebas. Por lo tanto, todas estas cualidades se agrupan en torno de la temática de alejarse de la arrogancia y, en cambio, centrar la atención en el valor de los demás.

Humildad, mansedumbre, paciencia… Piensa en cómo estos atributos nos ayudarían a unificarnos como pueblo. ¿Cómo aprendemos a cultivar estas virtudes?

Comentarios Elena G.W

Pablo ruega a los efesios que conserven la unidad y el amor: «Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados; con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos a los otros en amor; solícitos a guardar la unidad del Espíritu…

Con mansedumbre y bondad, tolerancia y amor, debían manifestar el carácter de Cristo y las bendiciones de su salvación. Hay un solo cuerpo, un Espíritu, un Señor, una fe. Como miembros del cuerpo de Cristo, todos los creyentes son animados por el mismo espíritu y la misma esperanza. Las divisiones que haya en la iglesia deshonran la religión de Cristo delante del mundo, y dan a los enemigos de la verdad ocasión de justificar su conducta. Las instrucciones de Pablo no fueron escritas solamente para la iglesia de su tiempo. Dios quería que fuesen transmitidas hasta nosotros. ¿Qué estamos haciendo para conservar la unidad en los vínculos de la paz? (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 221).

La unión de los creyentes con Cristo resultará naturalmente en la unión de los unos con los otros, el vínculo más resistente de la tierra. Somos uno con Cristo, así como Cristo es uno con el Padre. Los cristianos son los pámpanos, y solo pámpanos, en la Vid viviente… Nuestra vida debe proceder de la cepa. Únicamente como resultado de una unión personal con Cristo, de una comunión con él día tras día y hora tras hora, podemos llevar los frutos del Espíritu Santo…

La vid tiene muchos pámpanos, sin embargo, aunque todos son diferentes, no pelean entre sí. Hay unidad en la diversidad. Todos los pámpanos obtienen su alimento de la misma fuente. Esta es una ilustración de la unidad que debe existir entre los seguidores de Cristo. En los diferentes tipos de trabajo que realizan deben tener una sola Cabeza. El mismo Espíritu, de distintas maneras, obra por medio de ellos. Hay acción armoniosa, aunque los dones difieran (La maravillosa gracia de Dios, p. 211).

Muchos de los que aseveran amar al Señor no tienen amor hacia aquellos con quienes están unidos por vínculos de fraternidad cristiana…

No es la oposición del mundo lo que nos hace peligrar más. El mal que los cristianos profesos guardan en su corazón nos expone al más grave de los desastres, y retarda el progreso de la obra de Dios. No hay modo más seguro de debilitar nuestra vida espiritual que el ser envidiosos, sospechar unos de otros y dejar nos llevar por la crítica y la calumnia.

La armonía y unión existente entre hombres de diversas tendencias es el testimonio más poderoso que pueda darse de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. A nosotros nos toca dar este testimonio; pero para hacerlo, debemos colocarnos bajo las órdenes de Cristo (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 253).

Elena G.W

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