- octubre 6, 2024
Domingo 6 de octubre – LA ALIMENTACIÓN DE LOS CINCO MIL – SIGNOS DE DIVINIDAD
SIGNOS DE DIVINIDAD “Jesús respondió: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.…
SIGNOS DE DIVINIDAD
“Jesús respondió: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?’ ” (Juan 11:25, 26).
Domingo: 6 de octubre
LA ALIMENTACIÓN DE LOS CINCO MIL
En Juan 6:4 y 5, el apóstol se esfuerza por afirmar que el momento de la alimentación de los cinco mil ocurrió cerca de la Pascua, una conmemoración de la liberación de Israel de Egipto. El cordero pascual sustituía a la muerte de los primogénitos. Este sacrificio simbolizaba la muerte de Jesús en nuestro favor. En la Cruz, el castigo que merecíamos por nuestros pecados recayó sobre Jesús. En efecto, Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado por nosotros (1 Cor. 5:7).
“Cargó con la culpabilidad de la transgresión y el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que su corazón fue destrozado y su vida aniquilada. Hizo todos esos sacrificios a fin de que el pecador pudiese ser redimido” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 595).
Lee Juan 6:1 al 14. ¿Qué paralelos se pueden encontrar aquí entre Jesús y Moisés? Es decir, ¿qué hizo Jesús que debería haber recordado a la gente la liberación que sus antepasados habían recibido a través del ministerio de Moisés?
Juan 6:1-14
1 Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. 2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. 3 Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. 4 Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. 5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? 6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.
Numerosos detalles de esta historia representan un paralelo con Moisés en el Éxodo. El momento de la Pascua (Juan 6:4) apunta a la gran liberación respecto de Egipto. Jesús sube a una montaña (Juan 6:3), así como Moisés ascendió al Sinaí. Jesús pone a prueba a Felipe (Juan 6:5, 6) como los israelitas fueron puestos a prueba en el desierto. La multiplicación de los panes (Juan 6:11) recuerda al maná. La recolección de las sobras (Juan 6:12) recuerda la del maná por parte de los israelitas. Se recogen doce cestas de sobras (Juan 6:13), el número de las tribus de Israel. Y la gente comenta que Jesús es el profeta que viene al mundo (Juan 6:14), paralelismo con el “profeta como Moisés” predicho en Deuteronomio 18:15. Todo esto señala a Jesús como el nuevo Moisés, venido para liberar a su pueblo.
Así, Juan muestra a Jesús haciendo señales y prodigios, que en su contexto deberían haber tenido un significado especial para el pueblo judío. Les estaba mostrando, en esencia, su propia divinidad.
Lee Isaías 53:4 al 7 y 1 Pedro 2:24. ¿Qué gran verdad enseñan estos textos acerca de Jesús como Cordero de Dios? ¿Cómo se relaciona su divinidad con esta verdad y por qué es la verdad más importante que podemos conocer?
Comentarios Elena G.W
La Pascua se acercaba, y de cerca y de lejos se reunían, para ver a Jesús, grupos de peregrinos que se dirigían a Jerusalén. Su número fue en aumento, hasta que se reunieron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Antes que Cristo llegara a la orilla, una muchedumbre le estaba esperando, pero él desembarcó sin ser observado y pasó un corto tiempo aislado con los discípulos.
Desde la ladera de la colina, él miraba a la muchedumbre en movimiento, y su corazón se conmovía de simpatía. Aunque interrumpido y privado de su descanso, no manifestaba impaciencia. Veía que una necesidad mayor requería su atención, mientras contemplaba a la gente que acudía y seguía acudiendo. «Y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor». Abandonando su retiro, halló un lugar conveniente donde pudiese atender a la gente. Ella no recibía ayuda de los sacerdotes y príncipes; pero las sanadoras aguas de vida fluían de Cristo mientras enseñaba a la multitud el camino de la salvación (El Deseado de todas las gentes, p. 332).
Mi atención fue dirigida al poder que Dios manifestó a través de Moisés cuando lo envió a entrevistarse con Faraón. Satanás comprendió lo que debía hacer y estaba preparado. Sabía perfectamente que Moisés había sido elegido por Dios para romper el yugo de la cautividad que afligía a los hijos de Israel, y que en su obra simbolizaba la primera venida de Cristo para romper el poder de Satanás sobre la familia humana y libertar a los que habían sido hechos cautivos de su poder. Satanás sabía que cuando Cristo apareciera realizaría obras y milagros admirables para que el mundo supiera que el Padre lo había enviado. Tembló al pensar en el poder de Jesús. Consultó con sus ángeles la forma de llevar a cabo una obra que cumpliera un doble propósito: (1) destruir la influencia de la obra que Dios realizaría mediante su siervo Moisés, para lo cual obraría mediante sus agentes satánicos, y en esa forma representaría falsamente la verdadera obra de Dios; (2) ejercer influencia mediante su obra por medio de los magos que existirían en todas las épocas para destruir en las mentes de muchos la verdadera fe en los poderosos milagros y obra que Cristo llevaría a cabo cuando viniera a este mundo. Satanás sabía que su reino sufriría, porque el poder que ejercería sobre la humanidad estaría sujeto a Cristo. No era la influencia humana o el poder que Moisés poseía lo que produjo los milagros realizados ante Faraón. Era el poder de Dios. Esas señales y maravillas fueron realizadas mediante Moisés para convencer a Faraón de que el gran «Yo Soy» lo había enviado para ordenarle a Faraón a que dejara en libertad a Israel a fin de que este sirviera a Dios (Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 262, 263).
Cristo pagó por la culpabilidad de todo el mundo y todo el que venga a Dios por fe, recibirá la justicia de Cristo, «quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados». 1 Pedro 2:24. Nuestro pecado ha sido expiado, puesto a un lado, arrojado a lo profundo de la mar. Mediante el arrepentimiento y la fe somos liberados del pecado y contemplamos al Señor, nuestra justicia. Jesús sufrió, el justo por el injusto (Mensajes selectos, t. 1, p. 460).