• febrero 10, 2024

Febrero 10 – ME RECUERDA TODAS LAS COSAS – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU MI VIDA HOY Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará…

 Febrero 10 – ME RECUERDA TODAS LAS COSAS – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU

MI VIDA HOY

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará hará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho. (Juan 14:26)

Cristo resucitó de los muertos, y proclamó sobre el sepulcro hendido: “Yo soy la resurrección y la vida.” Envió su Espíritu a nuestro mundo para que nos hiciera recordar todas las cosas. Merced a un milagro de su poder conservó su Palabra escrita a través de los siglos. ¿Cómo no hemos de estudiar constantemente esta Palabra, para descubrir en ella cuál es el propósito que Dios nos destina? (ST, 28-03-1906)

Los siervos de Cristo no habían de preparar discurso alguno para pronunciarlo cuando fuesen llevados a juicio. Debían hacer su preparación día tras día al atesorar las preciosas verdades de la Palabra de Dios, y al fortalecer su fe por la oración. Cuando fuesen llevados a juicio, el Espíritu Santo les haría recordar las verdades que necesitasen.

Un esfuerzo diario y ferviente para conocer a Dios, y a Jesucristo a quien él envió, iba a impartir poder y eficiencia al alma. El conocimiento obtenido por la diligente búsqueda de las Escrituras, iba a penetrar como rayo en la memoria al debido momento. Pero si algunos hubiesen descuidado el familiarizarse con las palabras tic Cristo, y nunca hubiesen probado el poder de su gracia en la dificultad, no podrían esperar que el Espíritu Santo les hiciese recordar sus palabras. (DTG:307-308)

Dios Ira tornado todas las medidas necesarias para que seamos fuertes. Nos dio su Santo Espíritu, cuya misión es hacernos recordar todas las promesas que hizo Cristo, para que podamos tener paz y la dulce sensación de haber sido perdonados. Si tan sólo mantuviéramos la mirada fija en el Salvador y confiáramos en su poder, nos sentiríamos impregnados de una sensación de seguridad; porque la justicia de Cristo se convertiría en nuestra justicia. (RH, 01-10-1908) (47)

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