• febrero 26, 2024

Febrero 26 – EL TESTIMONIO DEL PODER – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU MI VIDA HOY Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús…

 Febrero 26 – EL TESTIMONIO DEL PODER – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU

MI VIDA HOY

Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo; y gran gracia era en todos ellos. (Hechos 4:33)

¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu? Millares de personas se convirtieron en un día. La espada del Espíritu, nuevamente afilada con poder y bañada en los rayos del Ciclo, se abrió camino en medio de la incredulidad, venciendo los elementos satánicos, y magnificando al Señor como poseedor de supremo poder.

Por todas partes se proclamaba el Evangelio. Los que lo pregonaban no tenían quejas que presentar. El corazón de los discípulos, estaban embargado de una benevolencia tan plena, tan profunda, tan amplia, que se sentían impelidos a ir hasta los confines de la tierra testificando: Dios no permita que nos gloriemos salvo en la cruz de Cristo. Mientras proclamaban el Evangelio como potencia de Dios para salud, los corazones cedían a la influencia del Espíritu. Cada día se añadía nuevo territorio a la iglesia. Por todas partes los conversos confesaban a Cristo. Los que habían sido impugnadores más acerbos de la verdad, se convertían en los campeones de la predicación.

Los discípulos se sentían abrumados por la carga de la salvación de las almas. Había que llevar el Evangelio a las regiones más remotas de la tierra; así que reclamaron el derramamiento del poder que Cristo había prometido. Entonces descendió el Espíritu Santo, y miles de personas se convirtieron en un día.

Lo mismo puede ocurrir ahora. En vez de predicar especulaciones humanas, anúnciese la Palabra de Dios. Desechen los cristianos sus disensiones y entréguense a Dios para la salvación de los perdidos. Pidan la bendición con fe, y ésta vendrá. (Carta 213, 1903)

El celo de Dios impulsó a los discípulos a dar testimonio de la verdad con estupendo poder. ¿No debería arrebatar nuestros corazones el mismo celo, resolviéndonos a contar la historia del amor redentor de Cristo crucificado? (Watchman, 22-05-1906) (63)

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