Una mujer estaba en la sala de partos, dando a luz a su primer bebé, mientras afuera, en la sala de espera, su esposo daba vueltas de un lado a otro, angustiado, incapaz de entrar para acompañarla.
Después de tantos nervios acumulados y de diez horas de espera, finalmente salió la enfermera para hablar con él.
—Felicidades —le dijo—, es usted padre de una criatura muy sana.
—¿Es niño o niña? —quiso saber él inmediatamente.
—Es niña —respondió la enfermera—, ha tenido usted una preciosa niña.
—Gracias a Dios —suspiró él—, nunca va a tener que soportar todo lo que yo acabo de sufrir ahora.
Qué distintas son las perspectivas del dolor, ¿verdad? Mirado desde el punto de vista de una mujer que está dando a luz, el sufrimiento de un varón cuando está a punto de ser padre, no se le acerca en intensidad.
Mientras que el sufrimiento de él se reduce a los nervios de la espera y de que todo salga bien, el sufrimiento de ella es de una intensidad física enorme, imposible de describir con palabras. La perspectiva es un asunto importante en lo que al dolor se refiere.
Sea lo que sea que estás viviendo hoy y que te sientes incapaz de superar e incluso de explicar con palabras, quiero que te alejes un poco y ores al respecto, pidiéndole a Dios la perspectiva correcta de lo que sucede en tu vida particular dentro del marco general del gran conflicto.
Y para ayudarte a tomar perspectiva, aquí van algunos textos bíblicos. Espero y deseo que te ayuden a superar esos problemas (o a descubrir que, tal vez, no lo son en realidad).
“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman” (Rom. 8:28).“No han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable.
Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar” (1 Cor. 10:13).“Ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento” (Sant. 1:3).
“Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría” (Heb. 12:2)
“Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida” (Sant. 1:12, NTV).