- junio 1, 2023
Jueves 1 de junio – LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS
LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS “Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Jueves: 1 junio GRACIA PARA…
LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS
“Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
Jueves: 1 junio
GRACIA PARA LA OBEDIENCIA
La mujer de escarlata y púrpura, montada sobre la bestia cubierta de escarlata, ha hecho circular su copa de vino, y el mundo está embriagado con las falsas doctrinas de Babilonia. Elena de White habla del “vino de Babilonia” en este claro comentario: “¿En qué consiste ese vino? En sus doctrinas falsas. Ha dado al mundo un día de reposo falso en lugar del verdadero del cuarto Mandamiento, y ha repetido la falsedad que Satanás comunicó a Eva en el Edén: la inmortalidad natural del alma” (MS 2:135). Estas enseñanzas erróneas han engañado a millones. Como resultado, Dios está dando a su pueblo, todavía atrincherado en el error, un llamado final para los últimos días.
Lee Apocalipsis 18:4 y 5. ¿Cuál es el llamado de Dios a las multitudes que aún están en organizaciones religiosas caídas?
Apocalipsis 18:4-5
4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; 5 porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.
Como ya hemos visto (pero vale la pena repetirlo), muchas personas del pueblo de Dios participan en organizaciones religiosas que han transigido con las enseñanzas bíblicas. Ellos no entienden las verdades de la Escritura. El llamado amoroso de Dios es claro: “¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y no reciban de sus plagas!” (Apoc. 18:4).
Lee 1 Juan 3:4 y compáralo con Romanos 14:23. ¿Cuál es la definición bíblica de pecado? ¿Cómo armonizan estos pasajes de la Biblia?
1 Juan 3:4
4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
Romanos 14:23
23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
El pecado es la transgresión, o quebrantamiento, de la Ley de Dios. La única manera de que alguien pueda obedecer la Ley es mediante la fe en el poder del Cristo viviente. Somos seres humanos débiles, frágiles, vacilantes y pecaminosos. Por la fe, cuando aceptamos a Cristo, su gracia expía nuestro pasado y fortalece nuestro presente. Él nos da “la gracia y el apostolado, para la obediencia” (Rom. 1:5). El llamado celestial a su pueblo que está en las iglesias que no respetan a Dios ni lo obedecen es salir por fe. Su llamado a los adventistas de las congregaciones que guardan el sábado es abandonar todos los intentos humanos egocéntricos de obediencia y llevar una vida piadosa por la fe en la gracia de Cristo, que nos libra de la condenación y el dominio del pecado. Y así como la fidelidad de Israel a la Ley (Deut. 4:6) habría sido un testimonio poderoso para el mundo, nuestra fidelidad también puede ser un testimonio poderoso que ayude a guiar a la gente a salir de Babilonia.
Comentarios Elena G.W
Cuando Jesús comenzó su ministerio público, él limpió el templo de su sacrílega profanación. Casi el último acto de su ministerio fue limpiar otra vez el templo. Así en la obra final que se haga para la amonestación del mundo, se envían dos distintos llamados a las iglesias: el mensaje del segundo ángel, y la voz que se oyó en los cielos: «Salid de ella, pueblo mío… porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades». Apocalipsis 18:4-5.
Como Dios llamó a los hijos de Israel a salir de Egipto, para que pudieran guardar su sábado, así llama a su pueblo a salir de Babilonia para que no adoren a la bestia ni a su imagen. El hombre de pecado, que pensó en cambiar los tiempos y la ley, se ha exaltado a sí mismo por encima de Dios, presentando al mundo este falso descanso; el mundo cristiano ha aceptado a este hijo del papado, y lo ha acunado y alimentado, desafiando así a Dios al quitar su monumento conmemorativo y estableciendo un [día de] descanso rival (Mensajes selectos, t. 3, p. 463).
Los que han recibido a Cristo deben revelar en el hogar lo que la gracia ha hecho en su favor. «A todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre» Compenetra al verdadero creyente en Cristo una autoridad consciente que hace sentir su influencia en toda la familia. Resulta favorable para la perfección del carácter de todos sus miembros.
Un hogar piadoso bien dirigido constituye un argumento poderoso en favor de la religión cristiana, un argumento que el incrédulo no puede negar. Todos pueden ver que una influencia obra en la familia y afecta a los hijos, y que el Dios de Abraham está con ellos. Si los hogares de los profesos cristianos tuviesen el debido molde religioso, ejercerían una gran influencia en favor del bien. Serían, ciertamente, «la luz del mundo» (El hogar cristiano, p. 30).
El que llegue a ser participante de la naturaleza divina estará en armonía con la gran norma de justicia de Dios, su santa ley. Esta es la regla por la cual Dios mide las acciones de los hombres. Esta será la prueba del carácter en el juicio…
Satanás había aseverado que era imposible para el hombre obedecer los mandamientos de Dios; y es cierto que con nuestra propia fuerza no podemos obedecerlos. Pero Cristo vino en forma humana, y por su perfecta obediencia probó que la humanidad y la divinidad combinadas pueden obedecer cada uno de los preceptos de Dios.
«A todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre». Juan 1:12. Este poder no se halla en el agente humano. Es el poder de Dios. Cuando un alma recibe a Cristo, recibe poder para vivir la vida de Cristo (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 254, 255).