Jueves 15 de agosto – LA PERSONA SANA EN EL INFIERNO – INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 1

INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 1 “Luego Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: ‘Si…

 Jueves 15 de agosto – LA PERSONA SANA EN EL INFIERNO – INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 1

INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 1

“Luego Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame’ ” (Mar. 8:34).

Jueves: 15 de agosto

LA PERSONA SANA EN EL INFIERNO

Lee Marcos 9:42 al 50. ¿Qué tienen en común las enseñanzas de Jesús de este texto?

 

Marcos 9:42-50

42 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar. 43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 49 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. 50 Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.

A primera vista, este pasaje parece un conjunto de enseñanzas dispares de Jesús agrupadas sin una razón en particular. Sin embargo, una mirada más cuidadosa revela que cada enseñanza sucesiva contiene una palabra clave que la vincula con la anterior. El pasaje gira en torno a tres términos o expresiones principales que hacen avanzar la instrucción paso a paso: “ocasión de caer”, “fuego” y “sal”. La primera enseñanza es acerca de los “pequeños”, en referencia a los nuevos creyentes. En el Reino de Dios, se encomienda a los maestros y los líderes la responsabilidad de velar por estos nuevos conversos con especial cuidado, a semejanza de los requerimientos éticos del Antiguo Testamento para el cuidado de los más vulnerables en la sociedad de antaño: las viudas, los huérfanos y los extranjeros. Jesús habla hiperbólicamente de que sería preferible ser ahogado en el mar antes que hacer pecar a uno de estos “pequeños”.

La expresión clave “ocasión de caer” conduce hacia la enseñanza más prolongada dentro de este pasaje. Dos dilemas confrontan al lector. En primer lugar, ¿está Jesús realmente enseñando a la gente a amputarse un brazo, una pierna, o sacarse un ojo? Segundo, ¿está enseñando la existencia de un infierno eternamente ardiente? La respuesta al primer interrogante es no. Jesús no está hablando en favor de la mutilación, algo que el judaísmo rechazaba (ver Deut. 14:1; 1 Rey. 18:27, 28). El Señor está empleando una hipérbole, o exageración, para establecer su punto. La pérdida de una mano, un pie o un ojo es algo terrible. ¡Cuánto más desastroso debería ser para un cristiano el hecho de pecar!

La segunda pregunta también recibe una respuesta negativa. Jesús no está enseñando la existencia de un infierno eternamente candente. ¿Cómo lo sabemos? Primero, porque el pasaje contiene un cierto tono humorístico. Imagina a personas entrando en la Jerusalén celestial con un solo ojo, pie o mano. Considera luego la idea de que ciertas personas anatómicamente completas fueran arrojadas al infierno. ¿No debería ser a la inversa? ¿La persona saludable en el infierno? De eso se trata el género comedia. Una comedia tal acerca de un asunto tan serio lo conduce a uno a considerar que Jesús está ilustrando un punto mediante una hipérbole, o exageración. El pecado es algo que debería ser tomado tan en serio que sería preferible perder una mano, un pie o un ojo en lugar de pecar.

En cuanto al infierno, lo eterno de él son sus consecuencias, no su fuego. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3: 16, énfasis añadido). Quienes se pierden no se queman para siempre; en su lugar, ellos mueren para siempre, ¡una gran diferencia!

Comentarios Elena G.W

En la Epístola a los Hebreos se señala el propósito absorbente que debería caracterizar la carrera cristiana por la vida eterna: «Dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta, puestos los ojos en el Autor y consumador de la fe, en Jesús». Hebreos 12:1, 2. La envidia, la malicia, los malos pensamientos, las malas palabras, la codicia: estos son pesos que el cristiano debe deponer para correr con éxito la carrera de la inmortalidad. Todo hábito o práctica que conduce al pecado o deshonra a Cristo, debe abandonarse, cualquiera que sea el sacrificio…

«Y si tu mano te escandalizare —dijo el Salvador—, córtala: mejor te es entrar a la vida manco, que teniendo dos manos ir a la Gehenna, al fuego que no puede ser apagado… Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo: mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en la Gehenna». Marcos 9:43-45. Si para salvar el cuerpo de la muerte debería cortarse el pie o la mano, o hasta sacarse el ojo, ¡cuánto más fervientemente debiera el cristiano quitar el pecado, que produce muerte al alma! (Los hechos de los apóstoles, pp. 251, 252).

Dios no considera todos los pecados de igual magnitud. Ante su vista hay grados de culpabilidad como los hay también en el concepto del hombre finito. Pero no importa cuán insignificante parezca algún rasgo equivocado de conducta ante los ojos humanos, ningún pecado es pequeño ante la vista de Dios. Los pecados que el hombre tiende a ver como pequeños pueden ser los mismos que Dios cuente como grandes delitos. Al borracho se le desprecia y se le dice que su pecado lo excluirá del cielo, mientras que el orgullo, el egoísmo y la avaricia no son reprochados. Pero estos pecados son especialmente ofensivos para Dios (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 316).

Es incalculable para el espíritu humano el daño que ha producido la herejía de los tormentos eternos. La religión de la Biblia, llena de amor y de bondad, y que abunda en compasión, resulta empañada por la superstición y revestida de terror. Cuando consideramos con cuán falsos colores Satanás pintó el carácter de Dios, ¿podemos admirarnos de que se tema, y hasta se aborrezca a nuestro Creador misericordioso? Las ideas espantosas que respecto de Dios han sido propagadas por el mundo desde el púlpito, han hecho miles y hasta millones de escépticos e incrédulos.

La teoría de las penas eternas es una de las falsas doctrinas que constituyen el vino de las abominaciones de Babilonia, del cual ella da de beber a todas las naciones. Apocalipsis 14:8; 17:2. Es verdaderamente inexplicable que los ministros de Cristo hayan aceptado esta herejía y la hayan proclamado desde el púlpito… Si nos alejamos del testimonio de la Palabra de Dios y aceptamos falsas doctrinas porque nuestros padres las enseñaron, caemos bajo la condenación pronunciada contra Babilonia; estamos bebiendo del vino de sus abominaciones (El conflicto de los siglos, p. 526).

Elena G.W

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