Jueves 5 de septiembre – LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE – LOS ÚLTIMOS DÍAS

LOS ÚLTIMOS DÍAS “Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Entonces…

 Jueves 5 de septiembre – LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE – LOS ÚLTIMOS DÍAS

LOS ÚLTIMOS DÍAS

“Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Entonces él enviará a sus ángeles y juntará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo” (Mar. 13: 26, 27).

Jueves: 5 de septiembre

LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE

Lee Marcos 13:24 al 32. ¿Qué gran evento se describe aquí?

 

Marcos 13:24-32

24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

Este evento no es otro que el regreso de Cristo en gloria, precedido por señales en el Sol, la Luna y las estrellas. El Nuevo Testamento está lleno de profecías que apuntan hacia este maravilloso evento. El apóstol Pablo lo describe en detalle en 1 Tesalonicenses 4:13 al 18, donde dice que quienes han muerto en Cristo serán traídos nuevamente a la vida y llevados junto con los santos vivientes para encontrarse con Cristo en el aire. En 1 Corintios 15, el apóstol habla en detalle acerca de la realidad de la resurrección de los muertos, lo que ocurre en ocasión del regreso de Cristo.

Pedro describe también ese gran día en 2 Pedro 3:3 al 13. Allí explica que el Señor no retarda su promesa, sino que quiere que todos se arrepientan. Apocalipsis también contiene vívidas descripciones del retorno de Cristo (ver Apoc. 1:7; 6:12-17; 14:14-20; 19:11-21). El Nuevo Testamento enseña consistentemente que el retorno de Cristo será personal, literal, visible y audible. Todos lo verán cuando venga.

Sin embargo, ¿a qué se refería Jesús cuando usó las expresiones “esta generación”, “ese día” y “esa hora”? Estas palabras han preocupado a muchos porque, obviamente, la generación a la que habló Jesús ha muerto hace mucho.

Se han sugerido varias explicaciones para este pasaje. Algunos argumentan que la palabra “generación” puede referirse a una raza o pueblo, los judíos en este caso. Esto implicaría que el pueblo judío no perecería antes de que Cristo regrese. Otra solución es que la palabra en cuestión haga referencia a la generación de quienes sean testigos del cumplimiento de todas las señales, quienes no morirán antes del regreso de Cristo.

Una solución más simple es notar que en Marcos 13:30 Jesús usa la palabra “esta” en la expresión “esta generación”, mientras que en Marcos 13:32 emplea la palabra “ese” en la frase “de ese día y de la hora”. En Marcos 13, la palabra “esta” (houtoshautētouto) aparece con mayor frecuencia en los versículos 1 al 13, antes de la destrucción de Jerusalén. Por su parte, la palabra “ese” caracteriza la última parte del capítulo.

Por lo tanto, lo más probable es que “esta generación” se refiera a la generación que vivía en el siglo primero, quienes fueron testigos de la destrucción de Jerusalén, como lo describe Marcos 13:30. No obstante, Marcos 13:32 se refiere en cambio a la segunda venida de Cristo, lo que está aún en el futuro y distaba del primer siglo. En consecuencia, Marcos 13:32 utiliza la expresión “ese día” para referirse a eventos distantes en el tiempo respecto del primer siglo.

Comentarios Elena G.W

«[Jesús] respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían». Una gran porción de aquellos que profesan esperar a Cristo exigirían tanto como lo exigieron los fariseos que los discípulos callasen, y levantarían sin duda el clamor: «¡Fanatismo!…» Y los discípulos, que extendían sus ropas y palmas sobre el camino, serían considerados como extravagantes y desenfrenados. Pero Dios quiere tener un pueblo en la tierra que no sea tan frío ni muerto, sino que pueda alabarle y glorificarle. Quiere recibir la gloria de algunas personas, y si aquellos a quienes escogió, los que guardan sus mandamientos, callan, las mismas piedras clamarán (Primeros escritos, p. 109).

Cristo pronto ha de venir en las nubes de los cielos, y debemos prepararnos para salir a su encuentro, sin mancha ni arruga ni cosa semejante. Hemos de aceptar ahora la invitación de Cristo. El dice: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas». Mateo 11:28, 29…

El poder transformador de Dios debe estar en nuestros corazones. Debemos estudiar la vida de Cristo e imitar el Modelo divino. Debemos contemplar la perfección de su carácter y ser transformados a su imagen. Nadie entrará en el reino de los cielos a menos que su voluntad sea llevada cautiva a la voluntad de Cristo.

El cielo está libre de todo pecado, de toda contaminación e impureza; y si hemos de vivir en su atmósfera, si hemos de contemplar la gloria de Cristo, debemos ser puros de corazón, perfectos en carácter por medio de su gracia y justicia (Reflejemos a Jesús, p. 14).

El momento exacto de la segunda venida de Cristo no ha sido revelado. Jesús dijo: «Pero del día y la hora nadie sabe». Sin embargo dio señales de su venida, y dijo: «Cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas» Mateo 24:48, 36, 33. Las ofreció como manifiestas señales de su venida: «Levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca». Lucas 21:28… Puesto que no conocemos la hora de la venida de Cristo, debemos vivir sobria y piadosamente en este mundo, «aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo».

Su pueblo ha de preservar sus características peculiares como sus representantes. Hay una obra que cada uno de ellos ha de hacer. El rico brindará sus medios, el honrado su influencia, el sabio su sabiduría, el pobre su virtud, si desean ser efectivos obreros con Dios. Han de entregarse a sí mismos en una correcta relación con Dios, a fin de que puedan reflejar la luz de la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Jesucristo (Reflejemos a Jesús, p. 250).

Elena G.W

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