Julio 02 – AMEMOS COMO CRISTO AMÓ – Mi Vida Hoy

Cristo puso en práctica en su vida sus propias enseñanzas. Su celo jamás lo indujo a apasionarse. Manifestó ser consecuente aunque no obstinado; benévolo, pero no débil; tierno y comprensivo, pero no sentimental. Era muy sociable, aunque poseía una dignidad y reserva que no daba pábulo a la familiaridad indebida. Su temperamento jamás lo arrastró al fanatismo ni a la austeridad. No se avenía a este mundo; sin embargo, no era indiferente a los deseos del más insignificante de los seres humanos. Tenía los ojos abiertos para las necesidades de todos. (MS 132, 1902)

Desde la infancia hasta la madurez Cristo vivió una vida que fue un modelo perfecto de humildad, laboriosidad y obediencia. Siempre fue solícito, abnegado y considerado con los demás. Vino al mundo ostentando el lema del cielo: no ser servido sino servir…

La generosa vida da en un ejemplo pura todos. Su carácter es un modelo que representa la clase de carácter que podemos estructurar si seguimos sus huellas. (MS 108, 1903)

El tacto y el buen criterio centuplican la utilidad del obrero. Si él dice las palabras apropiadas a la ocasión, y manifiesta el debido espíritu, ejercerá un poder convincente sobre el corazón de aquel a quien trata de ayudar. (OE:125)

Los que difieren de nosotros por su fe y doctrina deberían ser tratados con bondad. Son la propiedad de Cristo, y recordemos que nos encontraremos con ellos en el día del juicio final. Tendremos que enfrentarnos mutuamente en el día del juicio, y contemplaremos el registro de nuestros pensamientos, palabras y acciones, no como nosotros los mirábamos, sino como lo fueron en realidad. Dios nos ha impuesto el deber de amarnos unos a otros como Cristo nos amó. (YI, 09-12-1897) (194)