• junio 20, 2024

Junio 20 – LAS MARAVILLAS DE DIOS – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA FELIZ MI VIDA HOY Grandes son las obras de Jehová; buscadas de todos los que las quieren….…

 Junio 20 – LAS MARAVILLAS DE DIOS – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA FELIZ

MI VIDA HOY

Grandes son las obras de Jehová; buscadas de todos los que las quieren.... Hizo memorables sus maravillas: clemente y misericordioso es Jehová. (Salmo 111:2, 4)

Dios, que hizo del hogar edénico de nuestros primeros padres una mansión tan extraordinariamente bella, también formó los árboles, las bonitas flores y todas las cosas hermosas de la naturaleza para nuestra felicidad. (RH, 25-07-1871)

Dondequiera que miremos hay rastros de prístina belleza. En todas partes oímos la voz de Dios y contemplamos su obra…

Las mil voces de la naturaleza cantan las alabanzas del Señor. Contemplamos su gloria en la tierra, el aire y el cielo de maravillosos colores y matices, que contrastan magníficamente, o se combinan con suave armonía. Las colinas eternas nos hablan de su poder. Los árboles hacen flamear sus verdes estandartes bajo la luz del sol y señalan hacia la altura, al Creador. Las flores que tachonan la tierra con su hermosura, nos hablan en murmullos del Edén y despiertan en nosotros el anhelo de gozar de sus delicias inmarcesibles. El verde vivo que alfombra la tierra parda nos habla de la protección divina por los seres más humildes. Las grutas marinas y los abismos de la tierra revelan sus tesoros. El que puso las perlas en el océano y la amatista y el crisólito entre las rocas es un amante de la belleza. El sol naciente es un representante del que es luz y vida de todo lo que creó. Todo el resplandor y la belleza que adornan la tierra y que iluminan los cielos hablan de Dios.

Y al gozar de las dádivas, ¿olvidaremos al Dador? Por lo contrario, aquéllas deben inducirnos a contemplar su bondad y amor. Todo lo que hay de bello en nuestro hogar terrenal tendría que hacernos pensar en el río de cristal y los verdes prados, los árboles cimbreantes y las fuentes vivas, la ciudad resplandeciente y los cantantes vestidos de blanco de nuestro hogar celestial, mundo de hermosura que ningún artista puede representar en el lienzo, y que ninguna lengua mortal puede describir. (GH, 08-1882) (181)

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