A pesar de los desafíos externos e internos, Jesús nos extiende el llamado para su misión a las ciudades.
Lee Mateo 9:35 al 38. ¿Qué nos enseña esto acerca de la misión a las multitudes, dondequiera que estén?
Mateo 9:35-38
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Jesús sintió compasión por las multitudes como las que se encuentran en las ciudades. Lucas 19:41 describe cómo lloró Jesús sobre Jerusalén. Quizá no comprendamos la profundidad del amor de Jesús por sus hijos, ni siquiera por las “masas sin rostro” que viven en las ciudades. Por eso, en Mateo 9:38, Jesús nos exhorta a que oremos, para que nuestros motivos y nuestro corazón sean como los suyos.
Lee Mateo 4:23 al 25. Cuando Jesús comenzó su ministerio, ¿de qué lugares geográficos procedía la gente?
Mateo 4:23-25
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.
En Mateo 4:25, las multitudes que seguían a Jesús provenían de Galilea; de las diez ciudades-estado de Decápolis, al este; de Jerusalén; y de Judea, al sur. Además de Samaria, ¿qué región faltaba? La región costera de Tiro y Sidón, parte de Fenicia, junto al mar Mediterráneo y al noroeste de Galilea. Ahora vemos por qué Jesús fue a esta zona. Este viaje a la región de Tiro y Sidón fue uno de los viajes misioneros transculturales de Jesús.
“Después de su encuentro con los fariseos, Jesús se retiró de Capernaum y, cruzando Galilea, se fue a la región de colinas en los confines de Fenicia. Mirando hacia el oeste podía ver, dispersas por la llanura que se extendía abajo, las antiguas ciudades de Tiro y Sidón, con sus templos paganos, sus magníficos palacios y emporios de comercio, y los puertos llenos de barcos” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 365).
¿Cómo podemos ayudar a la gente a ver lo inútiles que son en sí “sus magníficos palacios y emporios de comercio”, y por qué necesitan a Jesús?