- mayo 13, 2024
Lunes 13 de mayo – A LA ESPERA DEL TIEMPO – MOTIVADOS POR LA ESPERANZA
MOTIVADOS POR LA ESPERANZA “En ese día se dirá: ‘¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y él nos salvará.…
MOTIVADOS POR LA ESPERANZA
“En ese día se dirá: ‘¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y él nos salvará. Este es el Señor a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación’ ” (Isa. 25:9).
Lunes: 13 de mayo
A LA ESPERA DEL TIEMPO
Aunque los reformadores protestantes creían en el regreso literal, visible, audible y glorioso de Cristo, poco a poco fue cambiando la interpretación de esta verdad bíblica. Los predicadores populares del siglo XIX enseñaban que Cristo vendría para establecer su Reino en la Tierra y dar paso a mil años de paz. Esto condujo a un letargo espiritual y a un compromiso apático con los valores espirituales.
Del mismo modo, los discípulos de Cristo malinterpretaron la naturaleza de la venida del Mesías. Pensaron que vendría como un general victorioso que rompería el yugo de la servidumbre a Roma, no como alguien que los libraría de la condena y las cadenas del pecado. Por lo tanto, no entendieron cómo vendría.
Lee Hechos 1:9 al 11; Apocalipsis 1:7; y Mateo 24:27, 30 y 31. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la manera en que regresará nuestro Señor?
Hechos 1:9-11
9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Apocalipsis 1:7
7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
Mateo 24:27, 30-31
27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
Cuando Cristo vino la primera vez como un bebé en el pesebre de Belén, muy pocos vislumbraron su venida. Pero, cuando venga por segunda vez, “todo ojo” lo verá venir. Todo oído oirá el toque de trompeta de su regreso. Cada ser humano en la Tierra contemplará su gloria. No debemos dejarnos engañar: las Escrituras han dejado sobradamente claros los acontecimientos que rodean su regreso.
“Una de las verdades más solemnes y gloriosas reveladas en la Biblia es la de la segunda venida de Cristo para completar la gran obra de la Redención. Al pueblo peregrino de Dios, que por tanto tiempo hubo de morar ‘en la región y sombra de muerte’, le es dada una valiosa esperanza inspiradora de alegría con la promesa de la venida del Ser que es la Resurrección y la Vida, para hacer ‘volver a su pueblo desterrado’ a casa. La doctrina del Segundo Advenimiento es verdaderamente la nota tónica de las Sagradas Escrituras. Desde el día en que la primera pareja se alejara apesadumbrada del Edén, los hijos de la fe han esperado la venida del Prometido que había de aniquilar el poder del Destructor y volver a llevarlos al Paraíso perdido” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 344).
Uno de los primeros líderes adventistas, Luther Warren, solía decir a los jóvenes: “La única manera de estar preparados para la venida de Cristo es prepararse y mantenerse preparados”. El mensaje del pronto regreso de Cristo es un llamado urgente a que cada uno de nosotros examine su corazón y evalúe su vida espiritual. Es un llamado a vivir de manera piadosa. No puede haber neutralidad ante la luz resplandeciente de la gloria del regreso de Cristo.
Lee 1 Tesalonicenses 5:2 al 5 y Hebreos 9:28. ¿Cómo nos animan estos versículos en cuanto a cómo vendrá Cristo?
Comentarios Elena G.W
La incredulidad les cierra los ojos [a los creyentes] para que ignoren su verdadera condición. El Testigo Fiel describe así su ceguera: «Y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo». Apocalipsis 3:17.
La fe en la pronta venida de Cristo se está desvaneciendo. «Mi señor tarda en venir» (Mateo 24:48), es no solo lo que se dice en el corazón, sino que se expresa en palabras y muy definidamente en las obras. En este tiempo de vigilia, el estupor anubla los sentidos del pueblo de Dios con respecto a las señales de los tiempos. La terrible iniquidad que tanto abunda requiere la mayor diligencia y el testimonio vivo para impedir que el pecado penetre en la iglesia. La fe ha estado disminuyendo en grado temible, y únicamente el ejercicio puede hacerla aumentar (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 282).
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Mateo 24:27…
Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de obscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la Tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador. Ya no es «varón de dolores», que haya de beber el amargo cáliz de la ignominia y de la maldición; victorioso en el cielo y en la tierra, viene a Juzgar a vivos y muertos. «Fiel y veraz», «en justicia juzga y hace guerra». «Y los ejércitos que están en el cielo le seguían». Apocalipsis 19:11, 14.
Con cantos celestiales, los santos ángeles, en inmensa e innumerable muchedumbre, lo acompañan en el descenso. El firmamento parece lleno de formas radiantes: «millones de millones, y millares de millares». Ninguna pluma humana puede describir la escena ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor. «Su gloria cubre los cielos, y la tierra se llena de su alabanza. También su resplandor es como fuego». Habacuc 3:3, 4. A medida que va acercándose la nube viviente, todos los ojos ven al Príncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas ahora por gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del sol de mediodía. «Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores». Apocalipsis 19:18 (Maranata: el Señor viene, 7 de octubre, p. 297).
Todo lo que tenemos que hacer se refiere al día de hoy. Hoy hemos de ser fieles a nuestro cometido. Hoy hemos de amar a Dios con todo el corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Hoy hemos de resistir las tentaciones del enemigo y obtener el triunfo mediante la gracia de Cristo. Así estaremos velando y esperando la venida de Cristo (En los lugares celestiales, 14 de diciembre, p. 357).