Lunes 3 de marzo – EL DRAGÓN DE APOCALIPSIS – LAS REGLAS DEL CONFLICTO

LAS REGLAS DEL CONFLICTO «El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para…

 Lunes 3 de marzo – EL DRAGÓN DE APOCALIPSIS – LAS REGLAS DEL CONFLICTO

LAS REGLAS DEL CONFLICTO

«El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo» (1 Juan 3: 8).

Lunes: 3 de marzo

EL DRAGÓN DE APOCALIPSIS

La perspectiva general de los gobernantes celestiales en el Conflicto Cósmico aparece sintetizada en el libro de Apocalipsis, donde el Diablo es descrito como «el gran dragón» que se opone a Dios y «engaña al mundo entero» (Apoc. 12: 9).

Lee Apocalipsis 13: 1 al 8. ¿Qué revela esto acerca de los alcances de la jurisdicción del dragón?

 

Apocalipsis 13: 1-8

1 Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.

El dragón (Satanás) no solo combate contra Dios (Apoc. 12: 7-9) y sus siervos (ver, por ejemplo, Apoc. 12: 1-6), sino que también es descrito como el verdadero gobernante detrás de los reinos terrenales que persiguen al pueblo de Dios a través de los siglos.

El dragón «le dio a la bestia su propio poder y trono y gran autoridad» (Apoc. 13: 2, NTV; compara con Apoc. 13: 5; 17: 13, 14). A esta bestia del mar «se le dio boca que hablaba arrogancias y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar por cuarenta y dos meses» (Apoc. 13: 5).

De este modo, Satanás (el dragón) concede a una bestia (un poder políticoreligioso terrenal) poder y autoridad para gobernar. Este poder es ejercido con el fin de usurpar el culto debido a Dios. La bestia blasfema contra el nombre de Dios y guerrea contra los santos de Dios, a quienes incluso vence durante cierto tiempo. Esta autoridad y jurisdicción mundiales le son dadas por el dragón, el gobernante usurpador de este mundo.

Sin embargo, hay límites claros impuestos a Satanás y a sus agencias humanas, incluidos los límites temporales. «¡Alégrense por eso, ustedes los cielos! ¡Alégrense ustedes, que los habitan! ¡Pero ay de ustedes, los que habitan la tierra y el mar! El diablo ha llegado a ustedes lleno de ira, porque sabe que le queda poco tiempo» (Apoc. 12: 12, RVC).

Satanás sabe que le queda poco tiempo (Apoc. 12: 12). Además, los acontecimientos descritos en el Apocalipsis se desarrollan a lo largo de líneas temporales proféticas que muestran límites específicos (ver Apoc. 12: 14; 13: 5) al reinado de estas fuerzas malignas.

Por cierto, Dios triunfa finalmente: «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron» (Apoc. 21: 4).

Aunque nos resulta difícil percibirlo ahora, finalmente el bien triunfará para siempre sobre el mal. ¿Por qué es tan importante que nunca olvidemos esta maravillosa promesa?

Comentarios Elena G.W

Delante de Juan fueron presentados bajo los símbolos de un gran dragón rojo, una bestia semejante a un leopardo y una bestia con cuernos como de cordero, los gobiernos terrenales que especialmente se dedicarían a hollar la ley de Dios y a perseguir a su pueblo. La guerra sigue adelante hasta la terminación del tiempo. El pueblo de Dios, simbolizado por una mujer pura y sus hijos, fueron presentados como una ínfima minoría. En los últimos días solo existirá un remanente. De los que lo forman Juan habla como de aquellos que «guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo»…

Satanás y la hueste de sus aliados han sido enemigos declarados de Dios en nuestro mundo, y han luchado continuamente contra la causa de la verdad y la justicia. Satanás ha seguido presentando a los hombres, como lo presentara a los ángeles, su falsa imagen de Cristo y de Dios, y ha conquistado al mundo para su lado. Aun las iglesias que pretenden ser cristianas se han puesto al lado del primer gran apóstata (Comentarios de Elena G. de White, en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, pp. 983, 984).

Corremos constantemente el peligro de creer que nos bastamos a nosotros mismos, de confiar en nuestra propia sabiduría y no hacer de Dios nuestra fortaleza. Nada perturba tanto a Satanás como nuestro conocimiento de sus designios. Si sentimos nuestro peligro, sentiremos nuestra necesidad de orar, como la sintió Nehemías, y como él obtendremos esa sólida defensa que nos dará seguridad en el peligro. Si somos negligentes e indiferentes, seremos ciertamente vencidos por los designios de Satanás. Debemos ser vigilantes. Aunque, como Nehemías, recurramos a la oración, llevando todas nuestras perplejidades y cargas a Dios, no debemos creer que no tenemos nada que hacer. Debemos velar y orar. Debemos vigilar la obra de nuestros adversarios, no sea que ellos obtengan ventaja al engañar a las almas. Debemos, en la sabiduría de Cristo, hacer esfuerzos para derrotar sus propósitos, aunque sin permitirles que nos distraigan de nuestra gran obra. La verdad es más fuerte que el error. La justicia prevalecerá sobre el mal (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 627).

El Señor está mirando con piedad, con compasión y con tierno anhelo a sus hijos tentados y probados. Se permitirá por un tiempo que los opresores triunfen sobre los que conocen los santos mandamientos de Dios. A todos se les da la misma oportunidad que se le concedió al primer gran rebelde para demostrar el espíritu que los mueve a la acción. Es el propósito de Dios que cada uno sea probado, para ver si será leal o desleal a las leyes que gobiernan el reino de Dios. En estos últimos Dios le permitirá a Satanás que revele su carácter como mentiroso, acusador y homicida. De esta manera el triunfo final de su pueblo resulta más evidente, más glorioso, más pleno y completo…

El pueblo de Dios debe estar bien despierto, no confiando en su propia sabiduría, sino totalmente en la sabiduría de su Líder. Deben apartar días para el ayuno y la oración (Mensajes selectos, t. 3, pp. 473, 474).

Elena G.W

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