- diciembre 30, 2024
Lunes 30 de diciembre – AMOR NO CORRESPONDIDO – DIOS AMA DE PURA GRACIA
DIOS AMA DE PURA GRACIA “Yo los sanaré de su rebelión, los amaré de pura gracia, porque mi ira se…
DIOS AMA DE PURA GRACIA
“Yo los sanaré de su rebelión, los amaré de pura gracia, porque mi ira se apartó de ellos” (Ose. 14: 4).
Lunes: 30 de diciembre
AMOR NO CORRESPONDIDO
Un ejemplo sorprendente del amor de Dios por la humanidad caída se encuentra en la historia de Oseas. Dios ordenó al profeta: “Ve, toma por mujer a una prostituta y ten hijos de prostitución con ella, porque la tierra se prostituye apartándose de Jehová” (Ose. 1: 2). Oseas y su esposa infiel iban a ser una lección viviente del amor de Dios por su pueblo, incluso a pesar de la infidelidad y la prostitución espiritual de Israel. Es decir, es una historia del amor de Dios por quienes no lo merecen.
De hecho, el pueblo se rebeló contra Dios una y otra vez, a pesar de la fidelidad y el amor que él manifestó hacia ellos. En consecuencia, la Escritura describe repetidamente a Dios como el amoroso esposo no correspondido por una cónyuge infiel. Él había amado a su pueblo perfecta y fielmente, pero ellos lo habían despreciado y habían servido y adorado a otros dioses, entristeciéndolo profundamente y rompiendo la relación de manera aparentemente irremediable.
Lee Oseas 14: 1 al 4. ¿Qué revelan estos versículos acerca del amor inquebrantable de Dios por su pueblo?
Oseas 14: 1-4
1 Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. 2 Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios. 3 No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia. 4 Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
Tras la repetida rebelión de su pueblo, Dios declara: “Yo los sanaré de su rebelión, los amaré de pura gracia”. La expresión “de pura gracia” en la frase “los amaré de pura gracia” es traducción de la palabra hebrea nedabah, que describe lo que se ofrece voluntariamente. Es el mismo término utilizado para designar las ofrendas voluntarias en el sistema del Santuario.
A lo largo de Oseas, y en todas las narraciones de las Escrituras, Dios muestra un compromiso y una compasión asombrosos en favor de su pueblo. A pesar de que este se descarrió repetidamente tras otros amantes, rompiendo así la relación del pacto de manera aparentemente irremediable, Dios siguió otorgándole su amor. El pueblo no merecía el amor de Dios; lo había rechazado y había perdido todo derecho a él. Sin embargo, Dios continuó otorgándole su amor sin ningún tipo de coacción moral o de otro tipo. Aquí y en otros lugares, la Escritura muestra sistemáticamente que el amor de Dios es voluntario y ofrecido de pura gracia.
Muchos ven a Dios como un gobernante distante y un juez severo. ¿Cómo cambia tu percepción al imaginar a Dios como un esposo amoroso, despreciado y afligido por una cónyuge infiel? ¿Cómo cambia la forma en que ves tu propia relación con Dios?
Comentarios Elena G.W
[E]l Señor no abandonó a Israel sin hacer primero todo lo que podía hacerse para que volviera a serle fiel. A través de los largos y oscuros años durante los cuales un gobernante tras otro se destacaba en atrevido desafío del Cielo y hundía cada vez más a Israel en la idolatría, Dios mandó mensaje tras mensaje a su pueblo apóstata. Mediante sus profetas, le dio toda oportunidad de detener la marea de la apostasía, y de regresar a él. Durante los años ulteriores a la división del reino, Elías y Eliseo iban a aparecer y trabajar, e iban a oírse en la tierra las tiernas súplicas de Oseas, Amós y Abdías. Nunca iba a ser dejado el reino de Israel sin nobles testigos del gran poder de Dios para salvar a los hombres del pecado (Profetas y reyes, pp. 78, 79).
El amor de Dios es una cadena de oro que une a los seres humanos finitos a sí mismo. Este amor sobrepasa nuestro entendimiento. La ciencia humana no puede explicarlo. La sabiduría humana no puede comprenderlo. Los padres aman a sus hijos, pero el amor de Dios es más grande, más amplio, más profundo, de lo que puede ser el amor humano. Todo el amor paternal que se ha transmitido de generación en generación, a través del canal de los corazones humanos, todos los manantiales de ternura que se han abierto en los hijos de los hombres, no son más que un pequeño riachuelo en el océano sin límites, en comparación con el amor infinito e inagotable de Dios. La lengua no puede expresarlo; la pluma no puede describirlo. Podéis meditar sobre él todos los días de vuestra vida; podéis escudriñar las Escrituras diligentemente en un esfuerzo por comprenderlo; podéis hacer uso de todo el poder y la capacidad que Dios os ha dado; y, sin embargo, hay una infinidad más allá. Podéis estudiar ese amor durante siglos y, sin embargo, nunca podréis comprender plenamente la longitud, la anchura, la profundidad y la altura del amor de Dios…
Los hijos del Señor nunca están ausentes de su pensamiento (The Signs of the Times, 13 de julio, 1904).
Satanás está determinado a que los hombres no vean el amor de Dios que lo indujo a dar a su Unigénito para salvar a la raza perdida, pues es la bondad de Dios la que guía a los hombres al arrepentimiento. ¿Cómo tendremos éxito en presentar delante del mundo el profundo y precioso amor de Dios? En ninguna otra forma podremos abarcarlo, a menos que exclamemos: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios”. 1 Juan 3:1. Digamos a los pecadores: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29. Presentando a Jesús como el representante del Padre, podremos despejar la sombra que Satanás ha proyectado sobre nuestro sendero a fin de que no veamos la misericordia y el inexpresable amor de Dios como se manifiestan en Jesucristo. Mirad a la luz del Calvario. Es una promesa permanente del ilimitado amor, de la infinita misericordia del Padre celestial (Mensajes selectos, t. 1, p. 183).